"Si el crimen no se resuelve nunca, no será por la pericia del asesino o de los asesinos. Con una investigación rigurosa, hoy los culpables estarían saliendo de la cárcel tras cumplir condena. Uno tiene que poner mucho de su parte para no ver mala fé en la instrucción de un caso que nunca tuvo el objetivo de resolver un asesinato, sino el de sustentar unas acusaciones. Por culpa de una investigación tan nefasta, se ha levantado una sombra de culpabilidad que planeará quizá para siempre sobre cinco o seis personas que no dejarán, mientras no se resuelva, de ser relacionadas con la muerte de Helena. Una sombra que se ensaña con el recuerdo de Montse Careta, que no está aquí para defenderse". Cada generación tiene su Alcàsser. El mío fue el asesinato de Helena Jubany, que me pilló con prácticamente la misma edad que ella, yo trabajando en un aeropuerto con turnos de mierda y al que me llegaban todos los días unos periódicos que hablaban de este caso sin acabar de creérselo. Ella era cuenta cuentos, bibliotecaria y excursionista. Era flipante lo de los anónimos, la horchata, el zumo...se llegó a decir que era un juego de rol. Nadie, en aquel momento, dejó en entredicho la decisión del juez de sentenciar a Muntsa Careta. Por la descripción de la prensa, yo creía que era una pedazo de tía con muy mala leche, y cuando años después vi Crims, me quedé de pasta de boniato. Qué cantidad de sociopatía debe atesorar un ser humano en su cuerpo para dormir por las noches tranquilamente sabiendo que mató a alguien y le cargó el muerto a otro? Pregunto. "Cuando a las mujeres se nos mata, se nos mata dos veces. La primera muerte es la perpetrada por quien comete el asesinato, mientras que la segunda muerte corresponde a la sociedad entera que, con mayor o menor implicación, actúa para ensuciar la memoria de la víctima". + Leer más |