El enigma de la habitación 622

Un joven escritor llamado Joël Dicker acude al Palace de Verbier para recuperarse tras una ruptura amorosa alojándose en la habitación 623. Sus días de desconexión pronto se convierten en el germen de su próxima novela tras conocer a Scarlett, la huésped de la habitación 621bis, y dejarse llevar por la necesidad de resolver el por qué la habitación contigua tiene un nombre tan extraño y no un simple 622. Gracias a sus investigaciones descubrirán que hace unos años, en diciembre, en esa habitación se encontró un cadáver cuya investigación policial sigue abierta (y en punto muerto) y que se decidió cambiarle el número con el propósito de que quedase en el olvido.

En este thriller, un tanto especial, Dicker juega con las líneas temporales y el narrador, presentando una especie de doble novela en la que se intercalan las páginas que está escribiendo el protagonista mientras indaga la verdad con Scarlett y los momentos de la investigación que realizan para ello, algo parecido a lo que planteó en La verdad sobre el caso Harry Quebert. No obstante, tiene un estilo diferente a otras de sus obras, aunque si bien la intriga y el ritmo frenético se mantienen.

Es una novela hecha con mimo, en honor a su fallecido editor Bernard de Fallois y creo que precisamente por eso intenta superarse creando un juego único con las formas narrativas. El misterio reside en descubrir a quién se encontró en la habitación 622 y por qué, pero el peso de la narración recae en un triángulo amoroso y los juegos de poder entre los ejecutivos del banco Ebezner. Quizá se abuse de los cambios en la línea temporal de la novela, aunque el resultado es una obra entretenida, con una historia y un desarrollo muy originales, en la que, sin embargo, para mi gusto, fallan los personajes. Los que ocupan un papel protagonista están bien perfilados, pese a que responden a fuertes estereotipos puedes empatizar con ellos aún cuando en ocasiones tienen unos diálogos que podríamos tachar de planos. En cambio los secundarios parecen estar creados para satisfacer necesidades puntuales. Además, me da la impresión de que a partir de la segunda mitad del libro, las acciones de todos parecen deberse más al azar que a la psicología que se les había perfilado.

Dicho todo esto, ha sido una experiencia que he disfrutado, me ha sorprendido y mantenido enganchada. de nuevo, reseñar su fuerte que para mí es la originalidad al jugar intentando incorporar cierta realidad para poder homenajear a su editor y crear ese juego narrativo que me ha resultado divertido. Aunque hay ciertos detalles que hacen que no la considere una de mis mejores lecturas y me lleven a entender la dureza de algunas críticas que circulan por la red, sí que la recomiendo para los amantes del género y del autor.