Extraños en la casa

¿Qué pensaba Liya cuando, año tras año, le ponían por delante la vida de su prima? ¿Veía lo que veo yo ahora? ¿Veía mi inmensa suerte, mi pura suerte, mi buena suerte? ¿Veía un camino siempre despejado y abierto ante mi? ¿Por qué yo no lo sabía?

Parecía que hubiera sido ayer cuando te deseaba, a todas horas; estuve tres años desesperada por casarme contigo, destrozada mientras tú ibas de flor en flor... Hasta que capitulaste. Por completo, te entregaste a mí en cuerpo y alma, y entonces fui yo la que perdió el entusiasmo. En definitiva, conseguí lo que tanto había deseado y me sentía infeliz a todas horas.