Según la versión que en un primer momento proporcionó Pablo Goncalvez a la policía y al juez de esa causa -Dr. Rolando Vomero-, la vio desde la ventana de su residencia y, cediendo ante un abrupto impulso, salió a la calle a abordarla. La excusa: la abuela del victimario estaba "enferma", había sufrido un repentino "infarto", se encontraba desmayada y no reaccionaba. El nieto necesitaba auxilio urgente, y la solidaria chica aceptó acompañarlo presurosa.
Una vez dentro de la casa, su vecino le habría pedido que tomara el teléfono a fin de comunicarse con la emergencia, mientras él subía al segundo piso para "reanimar" a la anciana. Cuando la joven intentó realizar la llamada resultó agredida por la espalda y, al cabo de un desesperado forcejeo, terminó siendo reducida a través de una férrea maniobra de sofocación manual que le hizo perder la consciencia. Acto seguido, su ofensor le colocó una bolsa de nylon en la cabeza y la ató a su cuello, asegurando de esa forma el óbito.