Los bandidos

Todo vive para volver tristemente a morir. Solo nos interesamos, solo ganamos para volver a perderlo con dolor

¿Que ha de tener el que no teme a la muerte?

Las victorias de los bandidos no significan triunfo, sino huida, peligro, muerte, deshonra

No para mí el dulce nombre "hijo", para mí nunca más la mirada lánguida de la amada... ¡nunca más el abrazo del amigo del alma!

Labios, mejillas ardieron, tremolaron,
el alma fluyó en alma. Tierra y cielo se derramaron,
como derretidos, en torno a los amantes.

La política podría obligarles a mantener la palabra, aunque se la hubieran dado a Satanás

No reparáis en arrodillaros ante cruz y altares, desgarráis vuestras espaldas con correas y atormentáis vuestra carne con ayunos; os figuráis que con esos trucos penosos podréis embaucar al que vosotros, necios, llamáis omnisciente

Predican el amor al prójimo y con maldiciones echan al ciego octogenario de sus puertas; se lanzan contra la avaricia y han despoblado Perú por conseguir peines de oro y han puesto a los paganos como bestias a tirar de sus carros

Es más fácil asesinar que dar la vida

Cinco meses después empezó otra vez la fastidiosa guerra entre Prusia y Austria y como él ya no tenía nada que esperar en este mundo, se fue a Bohemia atraído por el eco de los tambores victoriosos de Federico