Te recuerdo que te odio
|
Te recuerdo que te odio
|
Sí, mi fuerza de voluntad con Iker tiene tamaño de chupito y se desborda demasiado fácil.
|
Mi Gata. No, no mía. Gata es jodidamente suya y da cariño felino, haciendo honor a su nombre. Y por lo visto, eso es lo que me gusta de ella. |
Tengo muy claro que eres mi jefe, que sigo cabreada y que te odio.
|
Cuando deseas algo tanto, pero solo te dan cinco minutos, lo difícil no es aceptar; es saber aprovechar tu tiempo. Ella ha decidido cuánto quiere darme, pero tengo muy claro que voy a elegir cómo usarlo.
|
—Yo sí lo estaba. Y me estaba volviendo loco, Peach —confiesa en un susurro y sus labios acarician mi oreja mientras lo dice.
|
El plan era sencillo: ir con Feli a un bar. Pero hemos tenido dos problemas: 1. En este barrio pijo apenas hay bares donde uno pueda sacar juguetes sexuales sin escandalizar a la clientela. 2. El arsenal que ha traído asustaría a Christian Grey. |
Eso es. Quieres acabar con él, Gata. No lo olvides.
|
Soy yo la que quiero acosarlo y atosigarlo, pero de algún modo, siento que él está ganando con todo esto.
|
“Vestirte pensando en lo que otros piensan de ti sería culpar a tu ropa de su forma de juzgarte. Y darles la razón”.
|
¿Qué movimiento literario de la segunda mitad del siglo XIX busca representar la realidad tal como es, sin idealizarla?