Quiero acabar contigo

Los celos son síntomas de debilidad

¿Sabes cuando haces lo correcto y te sientes bien? A mí me suele pasar lo contrario. Es algo común en los psicópatas, supongo.

—¿Sobre mi Borji? —Sonríe.
—¿Te gusta de verdad?
—Cat, reina, ¿tú me conoces? Soy demasiado para él.

—Que no todo el mundo sepa ver tus colores no significa que no los tengas, Dani. Y eso no los hace menos espectaculares para quien sí los ve.

Aunque eso de “contra las normas” me suena… ¿no se llamaba así un libro de su estantería?

“Dicen que solo te puedes enamorar una vez en la vida, pero es mentira. Yo me he enamorado dos, y las dos veces ha sido de ti”.

A veces siento que tenían algo de razón cuando me llamaban el fruto prohibido. Tengo veneno por dentro y se llama odio. Y aunque no estoy orgullosa de él, forma parte de quien soy.

—Quieres acabar conmigo, Peach.
—Solo a veces —asegura sonriendo.

Pasé años sin estar con nadie después de Londres. Fueron Dani y Feli las que me levantaron entonces. Mi hermana insistió en que necesitaba hablar con alguien. Esa fue mi primera y última sesión de terapia. Lo único que saqué en claro es que Iker escogió la forma más ruin de hacerme daño: irse sin decir adiós. Yo ya tenía experiencia en eso porque la primera que me abandonó sin despedirse fue mi madre. Y de eso no iba a poder hablar, así que no volví.

—Has hecho trampa. Voy a querer la revancha. —Yo también, pero creo que no hablamos del mismo juego.