Si prestas tus oídos a quien te habla, nunca perderás el tiempo. En las historias se oculta información del pasado, pero también guías para el futuro. El que habla se siente halagado: te considerará un amigo, y si le permites explicarte su posición durante el suficiente tiempo, encontrarás no sólo lo que dice, sino lo que quiere decir. Y esa es la base del conocimiento ajeno, Scott.
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