Reconozco que me encanta esta corriente actual de jóvenes filósofos (¡Atención, pregunta!: ¿haber estudiado filosofía te convierte en filósofo?) ...bueno, a lo que iba, que me parece estupendo que haya gente joven y preparada qua haya decidido sacar a la filosofía a la calle y abrirla al público en general. Tanto en libros como en interesantísimos podcasts o canales de vídeo. Es necesario que en tiempos de influencers, coaches, vendedores ambulantes de una felicidad de saldo y demás caterva de narcisistas necesitados de pulgares arriba haya gente que nos recuerde que las cosas no son tan fáciles y que no basta con pensarlo muy muy muy fuerte para que el universo se ponga de acuerdo y convierta tus sueños en realidad. Es más, las enseñanzas de las cuatro escuelas helenísticas principales (hace más de 2000 años, recuerdo) se mean, sin perdón, en todos los libros de autoayuda, desde el primero al último. Dicho esto, ¿por qué no me ha gustado este libro? Pues por la actitud del escritor. Simplemente. El planteamiento es muy interesante: una guía de actitudes, fundamentadas en los clásicos, que nos conduzcan por una vida digna y noble. La erudición del autor es realmente impresionante teniendo en cuenta que no llega a los 40 años. Me quito el sombrero ante esto. Pero quizás es esa arrogancia de la juventud, que se quita con la madurez (ojo, no con los años) la que hace adoptar al Sr. Freire una actitud dogmática en demasía. Y pelín pedante, por que no decirlo. Parece que en vez de consejos nos esté leyendo la cartilla. Cada capítulo es un consejo, subdivido en otros consejos relacionados. Pero el desarrollo del libro se hace farragoso, enrevesado, fangoso en ocasiones. Me da la sensación de que el autor pretende enseñarnos todo lo que sabe y lo culto que es pero acaba desaprovechando una excepcional ocasión para dejarnos embobados. En fin, creo que con la mitad de páginas y un lenguaje más cercano hubiera conseguido un resultado más limpio y más penetrante. Lástima. + Leer más |
¿Te bastas y sobras? ¿Eres por ti y a nadie debes nada? ¿Te han convencido de tu carácter único y de tu falta de ataduras? Según el filósofo Jorge Freire, has de renunciar cuanto antes a tales disparates.
Hazte quien eres constituye una demolición de las consignas sobre las que, erradamente, sociedades como la nuestra construyen un modelo de vida buena. A partir de la máxima de Píndaro «hazte el que eres, como aprendido tienes», Freire nos anima a cultivar provechosamente las circunstancias que nos condicionan.
Afianzándose en la filosofía y sabiduría antiguas, el filósofo reniega de fantasmagorías como la del self-made man. ¿Quién es el único artífice de su ventura? Uno se las tiene que haber con su propia circunstancia, nunca contra ella.
Jorge Freire, el ensayista más perspicaz y afilado de su generación, pone en solfa uno de los mitos de nuestro tiempo, la dichosa «identidad». No importa lo que somos, sino lo que hacemos, pues al hacer cosas nos hacemos a nosotros. Por eso el identitarismo no es más que una variante del narcisismo: Peor que creer que no se tiene ombligo es pasar la vida mirándoselo.
¿Cómo convertirnos en aquello que deseamos parecer? Mediante el ejercicio de las buenas costumbres. Se equivocan, a su juicio, quienes toman la nobleza del hábito por la vileza mecánica de la repetición. La costumbre, cuando es buena, nos empuja a la virtud.
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