Las tinieblas y el alba

Casi un siglo dista desde el final de esta novela (1007) al comienzo de Los pilares de la tierra (1123) por lo tanto, los personajes no entroncan, la precuela no es tal, y me genera una pequeña insatisfacción como fan de la saga.

Tampoco se luce con vikingos y galeses, dándoles muy poco espacio en la novela, un ataque de los primeros, y simples menciones para que sepamos que están por ahí, dejan sabor a nada.

Sí asistimos al nacimiento de kingsbridge como pueblo, evolucionando de una aldea junto al río, al priorato que vendrá después y por supuesto, al puente y es aquí donde la magia acude al rescate del ansioso lector.

El autor galés tiene un patrón que repite constantemente en sus textos, y así, sin despeinarse puede escribir libros como churros.

Pones un prior lleno de bondad, un conde más malo que un dolor de muelas en Navidad, un obispo gordinflón con los 7 pecados capitales por bandera y a un Romeo más pobre que las ratas pretendiendo el amor de su Julieta, como no, una dama burguesa.
En definitiva, tercera vez que Follett escribe la misma novela. ( Una columna de fuego nada tiene que ver, no hay error en mis cuentas)

La única nota de color es un matrimonio a tres.
En las tinieblas y el alba, es la mujer quien tiene dos maridos, que se turna en el catre y a la que nadie llamará machista.
Tampoco hay opción, todos están conformes y felices, pero ahí lo dejo.

A la gallina, los huevos de oro le salen con menos quilates, pero fritos y con patatas, ¡qué más da!
Mojas el pan y te chupas los dedos.
¡Rico, rico!

Aun a años luz de su primogénita, la novela, sabe bien, muy fiel a su estilo narrativo pero menos coral que en otras ocasiones, aquí hay dos personajes que ejercen su protagonismo muy por encima del resto.

Se deja leer y querer, pero a un monstruo como pilares, si no le creas otro gigante, te quedas en calzoncillos de "a euro".

Y es precisamente esta descomunal distancia la que aconseja que para esto, mejor dejar la saga en paz.

Lo que pudo haber sido...no es.