Llamadas de mamá

❄ A través de las llamadas y mensajes de Charléne a su hija , descubrimos la personalidad de esta mujer marcada por el humor y la vitalidad , no sin ahondar en un sentimiento de soledad y momentos surrealistas llenos de ternura.

❄ Este libro me ha impactado precisamente por eso, por la capacidad que tiene la autora de tocar temas peliagudos como la relación materno filial, la enfermedad, la vejez y las relaciones a través del humor. Escrito de una manera fresca y divertida, te saca una sonrisa e incluso una carcajada en los momentos más dramáticos.
La lucha de la protagonista por revelarse con valentía e ironía frente a las adversidades que le van viniendo y ha vivido anteriormente, es una lección a tener muy en cuenta.

❄ Tengo que hacer una mención especial para el maravilloso prólogo que hace la escritora Eider Rodríguez del cual quiero destacar un apunte que me dejó totalmente perpleja y que me parece de lo más acertado: "Charléne se sirve del teléfono, ÚLTIMO CORDÓN UMBILICAL , para llorar, intoxicar, gritar, chismorrear, amenazar, hacer reproches... y también para declarar amor a su hija"
Sencillamente magistral.

❄ "La vida es un suplicio, ojalá la muerte no. ¿Y a quién voy a encontrarme en el Cielo? ¿A mi familia? No, por favor, piedad, ¡yo con esas condiciones no quiero morirme! Como yo llegue allí arriba y estén ahí esperándome, me da algo.

❄ Agradezco a la editorial @sextopiso_es la edición de este maravilloso libro. Lecturas como estas son el soplo de aire fresco que necesitamos en estos momentos.
Muy muy recomendable.

¿Lo conocíais? ¿Os llaman la atención este tipo de lecturas?

Llamadas de mamá de Carole Fives
¿Cómo llegué a este libro? Literalmente, me crucé con él en la biblioteca Pablo Iglesias de Alcobendas (Madrid). No sabía nada de esta autora francesa, ni conocía el libro, pero me llamó.

El prólogo es de Eider Rodríguez, autora de Material de construcción, que ya os comenté que me parecía un libro duro y muy valiente.

Me recordó a Deje tu mensaje después de la señal de Arantza Portabales, en el que también los mensajes a un contestador son los que nos muestran la trama, pero no es igual.

En este hay solo un protagonista, Charlene, una madre que vive sola y habla diariamente por teléfono con su hija, pero nosotros sólo la “escuchamos” a ella. Es un diálogo unidireccional.

Llamada a llamada nos vamos enterando de su historia personal. Es bipolar, vive sola y tiene 2 hijos, un varón (casado y con niños) y una hija soltera. Fuma mucho, le diagnostican cáncer y depresión. Y para demostrarse a sí misma que todavía tiene mucho que ofrecer se ha apuntado a un montón de aplicaciones de buscar pareja.

Según la autora “»Quería dar voz a la mujer de más de 60 años”. Y hacerlo con sentido del humor, incluso hablando de cáncer y soledad”.

Reseña completa en el blog:
Enlace: https://www.cruzromon.com/ll..

Peculiar, carismática y bipolar, así es la madre que nos narra esta historia a través de llamadas y mensajes en el contestador telefónico de su hija.
Una tragicomedia que nos hace ponernos en el lugar de nuestras madres.
Dinámica y fresca, llena de optimismo a pesar de la gran soledad y otros problemas por los que atraviesa esta mujer sexagenaria.

Hoy vengo con otra reseña de un librito que en muy pocas páginas, tiene mucho dentro.

"Llamadas de mamá" con apenas unas 130 páginas nos acerca a la relación de una madre que su hija a través de las llamadas telefónicas. En el libro sólo se muestra la parte de la conversación de la madre dejando laa respuestas de su hija a tu imaginación por el contexto.

El libro muestra a una madre que se preocupa por sus hijos, la típica madre de: ten cuidado, ponte una chaqueta que hace frío… pero también muestra cómo se siente ella estando sola, como sus hijos van haciendo su vida y ella pasa a un segundo plano. Cómo de repente descubre que tiene cáncer y cómo lo sobrelleva junto a su soledad.

Es un libro que tiene un trasfondo duro, que muestra cómo muchas madres acaban solas, enfermas y cómo ellas lo llevan. Pero también es un libro que te hace reír, que te ves reflejado porque son cosas conversaciones tan reales como las que tendrías tú con tu madre.

Te cuenta cómo se hace tinder y va conociendo gente, como es una mujer que se siente sola pero a la vez te dice que está ocupada. Cómo te va informando de su enfermedad y lo bien que parece llevarlo casi siempre.

Creo que es una oda a todas las madres y también una crítica a cómo muchas veces vivimos nuestra vida y se nos "olvida" que hay alguien más que nos necesita.

Muchas risas y muchas reflexiones. Os invito a leerlo.

Si os soy sincera, este libro breve ha provocado en mí tal cantidad de emociones, que por momentos me sorprendía angustiada al situarme en el personaje de la hija y por momentos me provocaba la risa la inventiva atroz de la protagonista.

Esta es la historia de Charlène, una mujer a la cual iremos conociendo a través de las llamadas que realiza a su hija, de la cual, podemos sólo intuir sus respuestas dado el contenido de la conversación. Los discursos cáusticos de Charlène están cargados de frustración por una vida que juzga injusta, de exabruptos y de manipulaciones con el objeto de lograr una atención permanente por parte de sus hijos, ya que, entiende que es un derecho ganado por el siempre hecho de ser madre.

A lo largo de la historia llega a atisbarse un distanciamiento de su propio círculo afectivo, dado que no cesará en responsabilizar y culpabilizar a los demás de la infelicidad y soledad acuciante en la que se halla sumergida.

Magistral la labor de la escritora, que en una novela breve consigue aunar sentimientos de rechazo y angustia, pero en la que también hay cabida para la compasión y la empatía.

Muy recomendada!!!

Las mujeres que están aquí en el frenopático están mal. Buscan el amor fusional con la madre, cada una con la suya. Hay una que, ¿sabes lo que me dijo?, «Yo oigo voces que me ordenan matar a la gente que no me gusta».

Espero caerle bien a Charlène, porque esta "reina del drama" es de armas tomar a pesar de la enfermedad, la soledad, la incomprensión o la depresión que desprenden sus mensajes en el contestador de su hija, a quien solo intuimos por los monólogos maternos.

Hubo momentos (sobre todo en la primera parte del libro) en que no sonreí, porque me sentía culpable (soy hija única y he sentido a Charlène como mi propia madre cuando abandoné el nido materno) y apenada; ya en la segunda parte del libro, más asentada y familiarizada con sus penas y dramas, disfruté muchísimo de las llamadas de "mamá"