A veces, mi hogar me recordaba a un país en guerra. En las guerras hay momentos felices. La gente se casa, se enamora. Nacen niños. Aunque siempre se mantiene un estado de alerta.
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A veces, mi hogar me recordaba a un país en guerra. En las guerras hay momentos felices. La gente se casa, se enamora. Nacen niños. Aunque siempre se mantiene un estado de alerta.
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El mal del exiliado es no poder regresar ni quedarse. El exilio no es una elección voluntaria, sino un callejón sin salida.
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Cuando lees, siempre encuentras la frase que encierra exactamente lo que quieres decir.
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No me casé porque te quisiera, me casé para quererte
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Dicen que las mujeres buscan a su padre a través de los hombres a quienes convierten en sus parejas. También, y eso me asusta más, que amamos tal y como nos han amado en la infancia.
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Mi madre me regaló una libreta de color azul a la que bautizó con este nombre, "la libreta de la verdad". Me aconsejó que hiciera el esfuerzo de poner ahí lo que verdaderamente pensaba, y así lo hice.
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Los universos paralelos se crean cada vez que tomamos una decisión. Son un grupo de infinitos universos que coexisten al mismo tiempo que nosotros pero en planos diferentes.
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Me enamoré de la literatura porque se parecía mucho a la realidad, tanto que podía confundirse con ella. Pero la literatura me proporcionaba más respuestas que la vida. En ella, los círculos se cerraban, todo encajaba, uno llegaba al final y suspiraba: ah, era esto.
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"Haber llegado antes", le repetía mi madre. Ninguno de los dos entendía que, en la vida, la gente y las cosas llegan cuando tienen que llegar.
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Ya lo decía Chéjov: si aparece una pistola en el relato es porque alguien va a dispararla. Eso me reconforta. Porque luego, lo cierto es que la vida real está llena de pistolas sin disparar, de mecheros no solo amarillos sino de todos los colores, y nadie sabe qué hacer con ellos. Se quedan desparejados en la narración, sin sentido, sin que nadie los recoja del suelo.
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Moby Dick, Herman Melville