Tras la última partitura

Tengo que reconocer que esta historia me ha llegado. Se me ha colado un poquejo debajo de la piel y me ha hecho recordar sentimientos "olvidados".

La narrativa de la autora es bellísima. Un placer su lectura.

No tiene una gran trama, ni giros; podría decir incluso que es algo plana, pero tiene una carga enorme de sensibilidad que te atrapa.

Es delicado, emotivo, tierno, bonito, triste, sensible, íntimo...

Empieza siendo algo oscuro, triste; para los que sabemos lo que es tocar fondo, te sientes identificado emocionalmente; pero según avanzas se va colando la esperanza y la ilusión hasta que te descubres leyendo con una sonrisa, porque este libro acaba siendo luz.

La parte romántica está narrada con un gusto exquisito. Hay situaciones tan íntimas emocionalmente, que sientes que invades su intimidad.

Está narrado por Héctor.
Este chico me ha tocado el corazón. Verlo avanzar capítulo a capítulo ha sido algo casi personal.
Leo me ha flipado. Su empatía, sensibilidad y su chispa me han enamorado.
A Bruno le he sentido hasta yo...
Marina es la amiga que todas queremos.
Oriol es tierno y lo adoro.

El final lo he leído algo emocionada. Ha sido previsible, sí, pero sencillamente perfecto.

En «CAES» no conseguí pillarle el punto a Héctor, pero en esta sí lo he hecho. Es imposible no empatizar con él y su proceso de duelo; me ha tenido gran parte de la novela con el corazón en un puño. Leo es maravilloso y siempre tiene un chiste malo en la boca, pero me hubiese gustado que no fuera tan perfecto. Son adorables juntos y su relación es muy bonita. Qué feliz me ha hecho reencontrarme con Marina y ver cómo sigue. A Oriol lo he adoptado (ojalá sepamos más de él en algún momento). La delicada pluma de la autora, la forma tan sensible con la que trata los temas, el paseo por Barcelona y la combinación música/literatura son una gozada.


Una historia de superación, salud mental, pérdida, acoso escolar, amor, amistad y, sobre todo, música, literatura y esperanza que he disfrutado mucho.