Las palabras también juegan al escondite

Este libro recoge un relato muy breve narrado en primera persona. Su protagonista es Enrique, un niño de cuatro años, que padece un Trastorno Especifico del Lenguaje (TEL). En él, el niño nos narra cómo es su día a día y cuáles son las dificultades que encuentra a la hora de comunicarse con su familia y con sus compañeros de clase, entre otros.

Aún hoy en día, los Trastornos Específicos del Lenguaje son grandes desconocidos para una gran parte de la sociedad, pues, en la mayoría de los casos, la población de a pie únicamente tiene ciertas nociones de estos Trastornos si conoce a alguien cercano afectado.

En este relato se nos muestra claramente que no se trata solo de que la persona pueda comunicarse mejor o peor, sino que ello lleva aparejados sentimientos como la frustración y la inseguridad. Por lo que es fundamental que estos Trastornos sean diagnosticados y tratados lo antes posible, pues es en estas edades tempranas cuando comienza a formarse la personalidad del niño. Pero si es importante ese diagnóstico y tratamiento, no lo es menos el cómo reacciona el entorno ante estas dificultades comunicativas. Con este breve cuento, la familia del protagonista pone en nuestras manos un instrumento sencillo pero directo que permite explicar a los niños y no tan niños qué le pasa a su compañero y cómo deben comportarse con él. Asimismo, destaca el papel esencial de profesionales como son los logopedas, los psicopedagogos y los maestros; pero también de la música.

Finamente, el libro incluye una serie de pautas muy sencillas que nos facilitan la comunicación con niños que padecen un Trastorno Especifico del Lenguaje.

Quiero destacar también la calidad de las imágenes que acompañan al relato, pues enriquecen sobremanera este breve libro.

En definitiva, creo que se trata de un recurso que puede ser muy útil en las aulas y que seguro que leeré más de una vez a mis alumnos de hoy, pero también a los de mañana.