La vieja calle donde el eco dijo: Relatos

Este conjunto de microrrelatos es un claro ejemplo de la versatilidad de un autor que lo mismo te sale con una de Gardel que, en diferente lugar y momento, con otra de Los Petersellers.

Un hombre que se emociona y disfruta con artes tan distintas como las de Sabina, Benedetti o Arteche, más que tripolar es, sensible.
Y Jupiteriano.

Melancolía y derrota son las armas de esta antología que, a falta de algo mejor, él mismo autoeditó.

En la vieja calle donde eco dijo hay bares, puertos, anhelos, amor, fantasía y derrotas, aunque alguna de ellas sepan a victorias o, al gol de consolación.

Con una prosa de esas que saben a gloria y alguna redundancia de las que empiezo a pensar, que están en todo libro para que no se me olvide lo quisquilloso que soy, Víctor Fernández Correa cuenta lo que le da la gana.
Es decir; lo que mejor sabe hacer.

La virtud es, dotar de tanto carácter, fuerza y personalidad en tan breve espacio a unos actores que, en muchos casos, anónimos son.

El cuento es el arte de decir mucho con el menor número de palabras posibles, y Torquemada me disculpé, no entiendo como Borges, en estas lides, es Dios, y el resto, simples mortales.

Pero como practico la religión de lo terrestre (aunque esta nos lleve a edenes y nubes de algodón) la literatura de Víctor es más Jamón de jabugo que caviar, que al fin y al cabo, por caro que esté, no deja de ser huevo.

Dolor, confusión, sexo hasta el amanecer sin necesidad de tamaños y pesos, sueños, amor y tragedia fundidos en un abrazo de espinas y miel y algo de música para acompañar, forman parte de este magnífico conjunto de breves historias que el autor tuvo a bien de escribir, y hacérmelos llegar como de costumbre, sin pedir nada a cambio.

P.d. Me han propuesto crear el club de fans de Víctor no recuerdo dónde ni quién... (o igual sí) pero la insoportable vaguedad del ser, no me lo permite.

Leerle es ya otra historia. La pereza no está reñida con la inteligencia.

No es fácil encontrar la obra, pero creo que por Amazon en digital aún existe.

Víctor Fernández recopila anécdotas, historias, fantasías,... Y las transforma en bellos y tristes relatos, emotivos, que te conmoverán sin remedio.

Las palabras son su arma decisiva, con pocas es mucho lo que transmiten sus veintisiete píldoras de vida. Variados son los personajes, los sentimientos a flor de piel y los escenarios a pie de calle envueltos en una banda sonora propia.

No tienen desperdicio, déjate emocionar!

La vieja calle donde el eco dijo... Tuya es su vida, tuyo es su querer.

La vieja calle donde el eco dijo... Un libro compuesto por 27 relatos que te atrapan.

El título no es casual, porque este libro tiene banda sonora. Sabina, Aznavour, Gloria Lasso o  Leonard Cohen, entre otros, nos acompañan en su lectura.

Sentados en la barra o en la mesa de un bar, perdidos en algún puerto, en muchas ocasiones junto al mar, o incluso en una callejuela encantada,  encontramos amor, ilusiones, recuerdos, nostalgia, esperas, desdichas, y algún que otro fantasma.

A pesar de la brevedad de cada relato, nos sumergimos en cada ambiente, conocemos a cada personaje, vivimos sus historias. Algo muy difícil de conseguir en tan pocas páginas, pero Víctor Fernández Correas lo consigue, y cada una de las historia que nos cuenta nos envuelve.

Ha merecido la pena leer este libro. Mil gracias a Rafa Pérez y Mamen212

La recopilación de relatos que traigo hoy tiene un título que viene dado por una estrofa de un tango de Gardel y nos iremos encontrando en sus relatos a Sabina, Serrat, Leonard Cohen, Gloria Lasso y demás, cada uno de ellos tiene su propia banda sonora.
Vamos a encontrarnos con veintisiete relatos primorosamente escritos, con personajes fuertes, marcados por la vida, bellos en apariencia y en presencia, llenos de carisma, algunas veces rotos de dolor, plenos de vida y de ausencia.
Los escenarios van a ser variados, pero los bares, (qué lugares, tan gratos para conversar, que cantaba Gabinete Caligari), esos lugares tan típicos de nuestra idiosincrasia van a ser los más habituales; el Mediterráneo va a ser el mar protagonista de las idas y venidas, de las ausencias y las pérdidas, el sur se convierte en el lugar en el que el autor da vida a sus historias.
Cuando los leía, en mi mente veía esos personajes desgarradores que he visto en otras barras de bar de Arturo Pérez reverte, esas mujeres llenas de belleza y sensualidad que no muere con los años. Mientras leía, lo escuchaba en la voz ronca de Joaquín Sabina. Con esos rasgos es con los que mi imaginación ha volado en cada uno de ellos.
Hay que ser muy bueno para dar forma en tan poco espacio a toda una ambientación, una cadencia, unos olores, unos colores, jugar con el lector a través de unos diálogos cortos, exactos, atrayentes y que nos dejan con ese buen sabor de boca de las cosas bien dichas.
Los sentimientos que transmite son la nostalgia, el amor, la dicha y la desdicha, la pérdida, el abandono y sobre todo la sorpresa, esa con la que nos azota en el transcurrir de cada uno de ellos, porque maneja como nadie ese factor que te hace sonreír con cariño cada vez que terminas uno de los relatos y antes de pasar al siguiente.
Es muy complicado elegir cual de ellos me ha gustado más, El vaso de whishy de Don Leonardo es quizá el que más, porque aúna lección de vida y música, curioso también ese Un bar al pie de la muralla que te deja con la boca abierta, Una taza de té va a sacarte una lágrima, El piano de Alicia te hará dudar, El día que ese caño deje de manar te hará creer en el amor y lo que se puede llegar a hacer por él.
Un libro de relatos de corta duración y enorme belleza que puedes leer de una vez, o degustándolos poco a poco, la sensación será la misma: ¡Qué maravilla!



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