Los peligros de fumar en la cama

Es posible que esta sea de las pocas novelas que me han hecho cerrar el libro durante unos minutos de la repugnancia que estaba sintiendo. Mariana Enríquez juega con ese sentimiento de extrañeza y suciedad como una maestra, haciéndote sentir incómoda en todo momento. Quizás es por el vocabulario que emplea, directo y sin tapujos, o por ese terror encerrado en la cotidianidad la cual la autora retuerce.

Hubo relatos que me gustaron desde el primer momento y otros en los que terminé con una sensación de “no sé qué acabo de leer” (aún no sé si en el buen sentido o en el mal sentido, pero hubo fragmentos que tuve que leer varias veces para enterarme de qué estaba pasando). Otros me dejaron con una extraña sensación que se convirtió con el tiempo en fascinación, como me ocurrió con «Rambla Triste».

Y es que Mariana nos muestra un terror decadente: a veces más psicológico, a veces más escatológico, en muchas ocasiones profundamente gore. Te muestra la perturbación más interna del ser humano y no duda en mostrarte escenas que (a modo de aviso), encierran desde el abuso sexual a la pedofilia, pasando por las autolesiones y la cara más tabú de las enfermedades psicológicas.

Me gustó más la segunda mitad del libro. Mis relatos favoritos han sido «El carrito», «Dónde estás corazón», «Chicos que vuelven» y «Cuando hablábamos con los muertos».

Antología de terror recomendadísima, aunque tenga sus más y sus menos.


Enlace: https://www.instagram.com/pa..