"Y es mejor ser amigo de xxx si uno quiere vivir bien aquí." Encontramos aquí a Richard Stevens, quien lleva toda la vida luchando por conseguir unos objetivos tanto a nivel profesional como familiar, que no dejan de escurrirse entre sus manos. Tan pronto toca las mieles del éxito, se esfuman para recordarle una vida insulsa y triste que lleva arrastrando desde niño. Después de ver como su imperio se desvanece, rozar el suicidio y la desazón más profunda. Una nueva posibilidad se abre ante él, en Manila, lejos de su amada fortaleza inglesa, el último resquicio de su pasada gloria. En Manila conocerá a personas influyentes en la sociedad, se volverá a codear con la elite, pero también conocerá a Rose y sus dos hijas, que viven en la inmundicia de los arrabales, el contra punto a sus adinerados colegas. Descubrirá como todo se puede comprar, si sabes con quién relacionarte. Es ahí donde toma partido Caloy, un policía corrupto que no duda en utilizar métodos poco recomendables y servirse del miedo como modo de vida. El autor hace gala de conocimiento total del funcionamiento, de esa sociedad amoral, donde quién más tiene es quién más lejos llega. Así mismo, nos descubre Manila, sus lugares, sus gentes, su gastronomía, sus costumbres. Con un vocabulario directo y sin florituras, el autor sumerge al lector, en un mundo de lujos y apariencias y lo hace bajar a la deshumanización de las personas, vivir las miserias de aquellos cuyo único objetivo es sobrevivir. El título es una invitación a la reflexión, ¿está todo decidido? ¿Es un Dios quién tiene marcado el camino y los hombres son sus marionetas? O, por el contrario, ¿somos nosotros quienes labramos con nuestros actos y decisiones, nuestro camino? Por último, nos gustaría destacar el humor negro del autor, que nos ha hecho mucho más amena una historia cuyo trasfondo es una dura realidad. + Leer más |