Cuerpos de luz

Maggie, protagonista de esta historia, nos va a narrar su vida tras un mensaje recibido en Facebook. ( No desvelaré mucho más sobre esto). Maggie crecerá en orfanatos, casas de acogida… alternando entre cuidadores y padres adoptivos, donde a menudo es sometida a horribles abusos (y ahí lo dejo). Después de su infancia llena de inestabilidad y de traumas, Maggie hará todo lo posible por tener una nueva vida estable, pero el pasado siempre este ahí, y hay cosas de las que no puedes olvidarte nunca…
La autora dejará claro durante toda la lectura que todos los traumas de Maggie son en cierta manera debido al Sistema, una vez que Maggie pasa su infancia, conocerá a dos chicos, dos chicos que realmente la cuidan, son buenas personas y tienen buenas intenciones, pero no solamente es eso, Maggie necesita mucha ayuda y ella no es capaz de abrirse…
Una historia realmente dura, diferente, bien escrita, una novela que tendrás que parar de vez en cuando para pensar, para interiorizar lo que has leído. En muchos momentos pensé que una persona no puede tener tan mala suerte, que no puede pasarle tantas cosas malas… Una novela con muchos personajes, ya que Maggie nos ira presentando a todas las personas que va conociendo durante su vida, y marcaron un antes y un después para ella, y te darás cuenta de que la mayoría de ellos no tienen ninguna maldad…
Una novela que trata temas realmente duros, y que no todo el mundo está dispuesto a leer, desde violaciones infantiles, abusos sexuales, drogas, varias muertes de bebés… y aun con todo esto no he querido dejar de leerlo porque quería saber como terminaba esta historia… y la verdad que el final es perfecto y esperanzador… no solo es un libro de traumas y drama, sino un libro de como una persona puede superar y sobrevivir a lo peor.
Después de leer este libro, tengo permiso para leer todos los cozy libros que haya en el mercado :D

Maggie, cómo te digo que te has llevado un pedacito de mi corazón y que sé que te lo vas a quedar, que no me lo vas a devolver.

Hacía tiempo que un libro no me hacía sentir tantas cosas de golpe. Eso precisamente es «Cuerpos de luz»: un torbellino de emociones. He llorado, he reído y me he emocionado. He sentido rabia, lástima, pero también he visto luz al final de ese túnel infinito que es la vida de nuestra protagonista. Desconocía que un libro tan duro pudiera contener tanta belleza y resiliencia.

Maggie nunca ha tenido una vida fácil, pero cuando por fin parecía que había encontrado una estabilidad permanente, su existencia tranquila y pueblerina se ve sacudida por un inesperado mensaje de Facebook que la devuelve de golpe al pasado. Se ve obligada a recordar todos sus traumas, esos que creía tener bien escondidos, y créanme cuando les digo que su historia no es para nada agradable.

A pesar de que los temas que aborda este libro son bastante delicados, algo que todos tienen en común es ese pequeño atisbo de luz. La protagonista pasa por las situaciones más horribles que se puedan imaginar, pero consigue salir adelante y no se hunde. Su historia es un grito de esperanza.

No quiero ahondar mucho en la vida de Maggie porque me encantaría que se animaran a leer este libro, que la conozcan ustedes y sientan lo mismo que yo sentí tras terminar cada capítulo. No es una lectura rápida, pero este tipo de historia es muy necesario leerlas de forma pausada. Creo que eso fue lo que consiguió que conectara más con la protagonista y me hizo sentir todo de una forma más intensa.

Me llevo muchas lecciones aprendidas, pero sobre todo me reafirmo en algo que siempre he pensado: lo importante que es tener a la gente adecuada a tu lado. Somos seres sociales por naturaleza y aunque muchas veces vayamos de fuertes, es esencial contar con el apoyo de la gente que nos quiere... Que nos quiere bien.

Maggie, amiga, hermana; te has ganado un huequito en mi corazón y no te olvidaré nunca.

Gracias a una fotografía que se ha hecho viral de forma inexplicable, Tony me había encontrado. Así parte este viaje que emprendemos de la mano de Maggie, una mujer oculta bajo una identidad falsa que intenta escapar de su tormentoso pasado. Cuerpos de luz no es más que un periplo vital, una montaña rusa de emociones donde el peso de los orígenes, el destino y las consecuencias de los propios actos, tienen fuerza y peso para marcar una existencia.

A través de diferentes flashbacks y de una descarnada narración en primera persona, Maggie nos llevará de la mano por su vida y por los hechos que concluyen en esta anodina existencia. A lo largo de más de cuarenta años y en un maravilloso viaje literario por toda la geografía australiana hasta Estados Unidos, maltrato, violencia, abandono y dolor… son solo la punta del iceberg de una historia que os emocionará y dolerá por igual.

Cuerpos de luz, segunda novela de la australiana Jennifer Down con la cual obtuvo el Premio Literario Miles Franklin, es un grito de dolor, de rabia y de impotencia compartido con el lector. Sin embargo, es también un canto a las segundas oportunidades y a la felicidad de las pequeñas cosas. Una historia a la que hay que llegar a ciegas y que cierra con uno de los finales más esperanzadores que he disfrutado en tiempo. No habrá anonimato posible para Maggie en vuestro corazón.

Es un libro complejo, desgarrador, con partes terribles, pero que por suerte se atisba algo de luz en él.

(Tengo que avisaros de que este libro contiene TW⚠ de abusos).

Tiene un ritmo frenético, una vorágine de acontecimientos que en cuanto estás dentro necesitas saber más y más. El transcurso de los años de la dramática vida de Maggie, de Josie, de Holly. Todas son una.

La terrible infancia de Maggie. Duele leer algunos capítulos, te colman de ira y de rabia. Esa manera de destrozar una infancia. Maggie se convierte en adulta, pero sigue envuelta en una espiral de desgracias de las que sólo desea huir. Josie es su plan de escape. Josie le abre esa nueva etapa aunque acabe en una espiral que parece no tener salida. Pero necesita coger aire para que Holly salga a la superficie, para que sea su redención. La oportunidad de que las cosas salgan bien. La oportunidad de sentirse acompañada, en el lugar indicado, en paz. Por fin.

Qué de hogares transitados, qué de personas y cuerpos conocidos. Cuantos recuerdos dolorosos que querer olvidar. Qué pena todas esas personas que no terminaban de comprender a Maggie o que, simplemente, no hacían ese ejercicio de acompañamiento. Lo que me aliviaba de esta historia es que encontrase a personas como Damien, Judit, Coral, Jeff…

Es de esas historias que necesitan ser contadas para darnos cuenta de las desigualdades, de la precariedad del sistema a cargo de infancias necesitadas, de la salud mental, de los cuidados, del duelo en la maternidad e incluso, desde una vista feminista, el trato que recibe una niña, una adolescente, sin protección por parte de algunas autoridades e instituciones.

He ansiado justicia para la pequeña Maggie.

Cuando la vida te golpea de cierta manera, no queda otra opción que escapar. Algunos lo hacen literalmente: cambian de ciudad, de nombre, inventan una persona que no ha existido jamás. Otros se quedan donde están, modificando conductas, dejando atrás determinados ambientes, fingiendo que nada de lo que les ha pasado es digno de mención alguna.

   Pero, como se dice en este libro: no recordar no es lo mismo que olvidar. No se olvida lo que te daña; solo se esconde. Si rascas un poco, bajo la superficie, aparecerá todo lo que no se puede borrar. Tampoco se puede superar. Basta una mirada, una palabra, una imagen, para que todo se vuelva de nuevo nítido y real, para que todo vuelva a empezar.

   Hay cosas con las que, por mucho tiempo que pase, cargaremos en nuestros corazones.