El don

¿Dónde empieza la genialidad y donde acaba la locura?

Preguntas que me hago al leer este libro.

He querido leer sobre HD, buscar su intimidad, buscar su trasfondo para conocer su transparencia, buscarla para entender su prosa. 

Poco hay que reflejar su historia, excepto su obra.

Extensa y controvertida. 

Es una obra diferente, con una escritura especial, hay que saber donde puso los límites dentro de un mundo de claroscuros. 

Entras en un huracán de palabras que a lo largo de los seis capítulos que componen esta novela empieza a poner en orden, respondiéndose así misma envuelta en una densa sombra. 



Nada es lo que parece en un primer momento.



H.D. escribió ‘El don' durante los años cuarenta. La destrucción, básicamente, es el decorado.

Una niña, Hilda, observa e intenta comprender y reconstruir su historia mediante jirones hechos con sus recuerdos, recuerdos entrelazados con sueños incompletos que van dando forma a este caleidoscopio generando imágenes simétricas que nos conducen a una fascinante explosión de formas, colores, magia, sorpresa y arte.



Solo su herencia materna y un legado, un don del que no es consciente, marca, como el “tictac” de los relojes de su abuelo, su historia. Todo va reflejándose en su obra a través de una creatividad plasmada en un verdadero experimento literario. 

Encerrada en una carcasa de convencionalismos HD no es capaz de expresarse hasta que empieza a redescubrir(sé) en una realidad paralela.



Ella misma, a través de los ojos de su escritura, va reclamando una identidad. 

Quizás le viene impuesta, quizá no.

Readaptando los mitos a sus propias necesidades, imágenes en ocasiones recurrentes, que van salpicando la obra, tienen su culminación en el capítulo 6, en el final, el engranaje encaja y las imágenes cobran significado en el conjunto de la historia. 

Amante de los collages, cada pieza, cada palabra, tiene su importancia dentro de un todo, dando forma a la obra final.