Maquetos: Una historia escrita para que nadie olvide

Durante décadas fueron marginados por ser «malos españoles» y después de la dictadura lo siguieron siendo por ser «malos vascos». Esa fue la triste historia de muchas personas de nuestro país, entre ellas la familia de Rosa Díez, explicada por ella misma en Maquetos (2021).

Esta obra lleva por título el nombre con el que los nacionalistas vascos se referían de modo despectivo a los españoles, los «de fuera». Hoy son pocos los que todavía la usan. Muchos otros también han dejado de usarla, aunque lamentablemente siguen comulgando con lo que representa: la división entre «los nuestros» (los puros) y los ajenos, y por tanto, inferiores.

A través de recuerdos familiares y de la propia historia personal de Rosa Díez, este libro denuncia la doble injusticia que padecieron muchos miles de españoles, señalados como extranjeros en su propio país. Primero por el franquismo y después por el nacionalismo, en plena democracia.

La presión insoportable del nacionalismo obligatorio en el País Vasco obligó a muchos ciudadanos, vascos o no, a bajar la cabeza, ceder y callar. Otros, en cambio, pusieron sus principios éticos y sus convicciones por delante de todo. Eligieron un camino difícil y, de hecho, muchos lo acabaron pagando caro. La autora lo ilustra a través de episodios terribles como el asesinato de su amigo Fernando Buesa a manos de ETA o del paquete bomba que ella mismo recibió en su domicilio.

Maquetos es un relato que se inicia en los tiempos del franquismo, pero que perdura hasta nuestros días. Por mucho que el terrorismo de ETA ya no esté presente en la vida de los españoles, las ideas que lo sustentaron siguen vivas. Entre otras cosas, porque hay quienes se ocupan de seguir alimentando al monstruo.

Tal vez se le puedan reprochar muchas cosas a Rosa Díez, pero no se puede negar que siempre ha hablado claro y no ha tenido reparos en nadar a contracorriente. Las páginas de este libro no son una excepción: se habla del PNV y su fascinación por el régimen nazi (¿fue para ellos un ejemplo a seguir?), de la «limpieza ideológica» a la que se ha sometido a la ciudadanía vasca en las últimas décadas, de la ignominia de los asesinos y de los que callaron, comprendieron e incluso justificaron a ETA cuando la única respuesta decente era, y es, señalar y combatir la barbarie.

A los que vivimos en territorios de España más o menos controlados por el nacionalismo, nada de lo que se cuenta en Maquetos nos puede sorprender. Aunque sí indignar y entristecer. Por otro lado, también es un consuelo que existan personas como Rosa Díez, valientes y constantes en su denuncia de la injusticia y la infamia.
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