Indira

Santiago Díaz lo ha vuelto a hacer. Con “Indira” vuelve a regalarnos una historia de esas en las que, una vez las empiezas, el mundo a tu alrededor se detiene y solo quieres leer y leer. ¿Comer? Es un buen momento para empezar a hacer ayuno intermitente. ¿Dormir? Mañana me echo una siesta si es necesario. “Indira” es absolutamente adictiva.

“Las otras niñas” nos dejó con un cliffhanger en la vida personal de la Inspectora Ramos, pero antes de resolverlo seremos testigos de una de las escenas finales de la novela. ¿Qué ha ocurrido para llegar a ese momento? ¿Por qué se encuentra Indira en esa situación? ¿Cómo se resolverá? Apenas tres paginas son suficientes para captar la atención del lector, atención que no podrás quitar hasta obtener respuesta a todos esos interrogantes.

La historia se divide en varias tramas, lo que aporta un gran dinamismo, ya que todas ellas enganchan. ¡Y enganchan mucho! al autor se le nota el oficio de guionista, consiguiendo mantener la tensión a lo largo de toda la novela. Capítulos cortos y un estilo directo con abundantes diálogos y carente de tediosas descripciones, hacen que el ritmo sea frenético.

Como viene siendo habitual en sus novelas, Díaz plantea una serie de dilemas morales que, lejos de hacernos juzgar a los personajes, nos hacen juzgarnos a nosotros mismos al darnos cuenta de que quizás, de ser nosotros los que estuviésemos en esa situación, haríamos exactamente lo mismo.

El personaje de Indira ha experimentado una gran evolución a lo largo de la trilogía. He leído alguna crítica señalando que el autor parece haber olvidado el trastorno que sufre el personaje, haciendo que algunos de sus comportamientos no casen con cómo debería comportarse debido a su patología, pero para mí es una señal más de cómo ha evolucionado el personaje. La Indira de “El buen padre” no es la misma de esta tercera entrega. El tiempo y las experiencias vividas le han hecho cambiar su lista de prioridades, y lo ilógico sería que se comportase exactamente igual a como lo hacía cuando la conocimos.

La gran revelación de la novela es Jotadé, un policía de etnia gitana que se une al equipo de Indira. Sus métodos poco ortodoxos, su ingenio, su humor y, sobre todo, su gran corazón, conquistan irremediablemente al lector. Llegó a despertarme cierta ternura y espero encarecidamente volver a encontrarlo en alguna otra historia.

He leído algunas reseñas señalando fallos en la cronología, fechas, edades de personajes… Yo no reparé en ellos durante la lectura porque estaba completamente absorto por la trama, y de existir no creo que tengan mayor relevancia en el desarrollo de la misma. Tengo la sensación de que hay autores a los que se les lee con lupa, queriendo señalar cualquier error y, tras la polémica con su anterior libro, creo que Santiago Díaz es uno de ellos.

Si hay una cosa clara es que el final no dejará indiferente a nadie y, tras digerirlo, solo me sale decirle al autor…¡Ole tú, Santiago! ¡OLE TÚ!

“Indira” es el broche de oro de una fantástica trilogía, con un personaje de esos que dejan huella, y que está destinada a convertirse en un referente de la novela negra en castellano.