La mujer que no envejecía

...me alegra que las cosas no duren, que se acaben, porque esa conclusión arrastra tras de sí lo que nos mata, y también lo que nos libera.

Nuestra familia era una especie en vías de extinción. Una flor que ya no se abría por la mañana.

En las revistas de cine, contemplaba la eterna juventud de Liz Taylor, Ursula Andress, Raquel Welch, las fotografías que congelaban su belleza para siempre, sin la marca de una arruga, sin la sombra de un temor. Eso me hacía soñar, porque a nadie le gustan las cosas que se alteran, nos da la impresión de morir.

...el amor también habita en la espera y en el espacio, en la paciencia y la admiración.

Puedes mentir a los demás , a ti mismo resulta mucho más difícil.

La vejez es una victoria.

Lo único que posee valor es lo que no dura, y la amenaza de la pérdida es precisamente lo que nos ayuda a vivir.

Las cosas resultan aterradoras cuando no se les pone un nombre.

Crecer es violento, hay que hacer un duelo difícil; quieres ser libre, independiente, sin perder por ello la protección de la que gozabas de niño, empiezas a golpearte contra los muros del mundo, a medir el lugar que ocuparás en él.

Nada dura y es en esa certeza donde reside la clave.