Esta novela breve nos sumerge en el proceso de crecimiento y aprendizaje de Maia a través de tres momentos en su vida que definirán su identidad y su relación con los demás. En el corazón de la narración está fundamentalmente su relación con su papá, cercana y problemática a la vez. La primera viñeta, que marca el conflicto del relato, tiene que ver con el pelo. Maia tiene rulos indomables, al igual que su padre, y lo que para él es una marca de orgullo, para ella constituye una carga de la que intentará deshacerse con cuanto peluquero y aparato se cruce. La segunda refiere al paso a la adultez: Maia comienza a trabajar administrando las propiedades de su papá, al mismo tiempo que comienza a sentirse fuera de lugar en su propia casa porque su relación sentimental ya no funciona. Y la última narra la pérdida de su tío, el duelo de su padre, y esa inevitable inversión de roles que se empieza a dar en la que pasamos a ser un poco padres de nuestros padres. En una novela amena que se lee de un tirón, Maia Debowicz aborda reflexiones no exentas de humor y de ternura acerca de los grandes hitos que forjan nuestra identidad y la ponen a prueba: las relaciones familiares, las separaciones, las amistades inesperadas y oportunas, los dilemas laborales, el duelo y la muerte. Creo que todos podemos relacionarnos con los sentimientos de Maia en toda su ambivalencia humana, desde la confusión ante una separación ("Nos enseñan a amar pero nadie nos explica cómo dejar de amar a alguien") hasta ese desafío que supone acompañar un duelo ("La muerte, a veces, esconde en la tragedia una pizca de comedia para recordarnos que, a pesar de todo, seguimos vivos"). Hermosa edición la de Vinilo Editora. Recomendable para salir de un bloqueo o simplemente disfrutar una lectura "short and sweet". + Leer más |