Venía de leer "Nada se opone a la noche" de esta misma autora. Me gustó tanto ese libro, que fui directa a por este, animada por las buenas críticas. Sin embargo, siento decir que este no me ha gustado mucho. Me ha exasperado la forma de hablar de Michka, aquejada de una enfermedad mental que hace que se le olviden las palabras o diga palabras que no son las que busca. La historia es bonita pero, básicamente, me han resultado excesivamente cargantes los diálogos. Eso sí, el trasfondo de gratitud, de agradecer y de saldar cuentas pendientes, me ha gustado mucho. |