El gran silencio

Al terminar esta novela se me ha quedado un regustillo agridulce:

Durante 3/4 partes de la obra lo pasé en grande. Todos los tópicos del ex-boxeador/matón juntos pero excelentemente conjugados, diálogos divertidos y una gran ambientación me hicieron engancharme brutalmente a la narración.
Conozco de primera mano el barrio de San Blas de la infancia del protagonista, lo que se siente en un gimnasio y un ring y el Madrid de Cascorro y Lavapiés donde el flamenco de los gitanos sigue vivo dentro de un marco intercultural en el que los manteros y sin papeles conviven con actores y escritores, y he reconocido cada uno de estos puntos en la obra como auténticos. Nada me ha parecido forzado ni exagerado para impresionar al lector. Con ligeras pinceladas ha sabido captar la esencia y la arquitectura de estos escenarios.

En cuanto a la trama policíaca, no es muy complicada pero sirve de vehículo perfecto para el discurrir del personaje en torno a cual gira todo el viaje.

Ahora lo malo: En las últimas páginas del libro entiendes el título. Sin hacer spoiler diré que este elemento que descubres casi al final de la narración no me ha gustado nada. Me ha dado la impresión de que o bien el autor lo introduce para darle un cariz más dramático al destino del boxeador, o buscaba un pequeño giro que alterase nuestra visión demasiado despreocupada del presente de Roberto Esteban hasta ese momento. Para mí rompe totalmente la personalidad del personaje tal y como la había dibujado hasta ese momento, no casando con sus diálogos y comportamientos anteriores demasiado bien, ni tampoco me parece necesario para justificar algunos de sus actos finales.

A pesar de esto, me niego a darle menos de 4 estrellas porque, como he dicho, me lo he pasado en grande y he reconocido cada calle y cada personaje.
Sin duda, leeré más obras de David Torres
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