Este thriller me ha encantado. Quizás no tiene un ritmo frenético pero es que es totalmente innecesario. La tensión está ahí en todo momento. Tanto en cuestión emocional, porque sufres por ellos en especial por los niños, pero también en todo lo que rodea a Bug. Tiene un aura difícil de explicar. Es un buen chico pero que no sabe cómo salir del mal. Un cordero con piel de lobo (sí, así, al contrario) pero que ya se ha adaptado a ella y le gusta cómo le queda. Me ha parecido un libro que a pesar de todo lo moralmente cuestionable en la historia, es supervivencia y es genial que un thriller te afecte un poco a nivel emocional. Eso no ocurre casi nunca y yo he logrado empatizar con todos los personajes y sufrir con ellos. Sentir por y con ellos. Yo que soy una persona que no lleva bien la rivalidad, que no me gusta, que la encuentro innecesaria, viviriamos mejor sin ella, me ha hecho padecer este libro. Porque rivalidades hay a puñados y cuando no hay, se buscan. Realmente este es un libro que tiene todo lo que me gusta como lectora. Me ha hecho sufrir, me ha hecho sentir libre, me ha emocionado en algún momento, he sentido ira y mal cuerpo, miedo y ganas de decirle a Bug que abandonara, que se rindiera, que ya estaba bien, que iba a acabar mal y no quería que eso pasara. Por suerte o desgracia no se pueden hacer estas cosas. Avisar a los personajes de los libros todavía no es una realidad, así que me puse a su lado y lo vivimos juntos. Beauregard creo que es un personaje que va a vagar por mi memoria largo tiempo. Él y sus coches. + Leer más |