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"Llevamos decenas de siglos de literatura de fondo- dijo Oliveira- y los resultados ya los estás viendo." Julio Cortázar, Rayuela*. Penguin Random House, Barcelona, 2019, pp. 561. |
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"Llevamos decenas de siglos de literatura de fondo- dijo Oliveira- y los resultados ya los estás viendo." Julio Cortázar, Rayuela*. Penguin Random House, Barcelona, 2019, pp. 561. |
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"Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribir o que aprieta desde abajo el tubo del dentrífico" Capítulo I"
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"Mi única culpa es no haber sido lo bastante combustible para que a ella se le calentaran a gusto las manos y los pies. Me eligió como una zarza ardiente, y he aquí que le resulto un jarrito de agua en el pescuezo" página 248. Capítulo 33.
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"Había tanto tiempo perdido en vos, eras de tal manera el molde de lo que hubieras podido ser bajo otras estrellas, que tomarte en los brazos y hacerte el amor se volvía una tarea demasiado tierna, demasiado lindante con la obra pía, y ahí me engañaba yo, me dejaba caer en el imbécil orgullo del intelectual que se cree equipado para entender."
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Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
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"Quién sabe, dijo la Maga. A mí me parece que los peces ya no quieren salir de la pecera, casi nunca tocan el vidrio con la nariz." -Julio Cortázar-
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-Lo que pasa- dijo la Maga, revolviendo la leche sobre el calentador- es que la felicidad es solamente de uno y en cambio la desgracia parecería de todos.
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Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames.
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-Hay ausencias que representan un verdadero triunfo- articuló increíblemente Oliveira.
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(...) sin poseerse no había posesión de la otredad, ¿y quién se poseía de veras? ¿Quién estaba de vuelta de sí mismo, de la soledad absoluta que representa no contar siquiera con la compañía propia, tener que meterse en el cine o en el prostíbulo o en la casa de los amigos o en una profesión absorbente o en el matrimonio para estar por lo menos solo-entre-los-demás?
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Como agua para chocolate