El rostro de Jace estaba tranquilo, parecía la cara de un ángel despachando justicia divina.
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El rostro de Jace estaba tranquilo, parecía la cara de un ángel despachando justicia divina.
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Lo que él sentía era tan definitivo como una cadena perpetua, ¿y podía ella afirmar que era distinto para ella? E incluso aunque esperara que pudiera serlo, incluso si esperaba que algún día pudiera verse persuadida por el tiempo, la razón o un desgaste natural a dejar de sentir de aquel modo, no importaba.
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Por desgracia, uno nunca odia realmente a nadie tanto como a alguien que le importó en el pasado.
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La gente no nace buena o mala [...] Quizá nace con tendencias hacia un lado u otro, pero es el modo en que vives tu vida lo que importa. Y la gente a la que conoces.
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No soy un ángel, Jace - repitió ella -. No devuelvo los libros a la biblioteca. Bajo música de Internet. Miento a mi madre. Soy totalmente corriente.
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El arrepentimiento es una emoción carente de sentido, ¿no te parece?
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La gente no nace buena o mala. Quizá nace con tendencias hacia un lado u otro, pero es el modo en que vives tu vida lo que importa. Y la gente a la que conoces. |
Pero Dios sabe que no quiero a nadie excepto a ti. Ni siquiera quiero querer a nadie que no seas tú.
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—No hay modo de fingir —replicó Jace con absoluta claridad—. Te amo, y te amaré hasta que muera, y si hay una vida después de ésta, te amaré también entonces.
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El amor no te volvía débil, te volvía más fuerte que cualquiera que hubiera conocido nunca. Y comprendí que el débil era yo.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.