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Crítica de MarioG17


MarioG17
01 May 2020
“Lo que yo era antes del accidente ahora es historia. Todo lo ocurrido antes de ahora, antes de ahora, antes de ahora, es solo la historia que llevo a cuestas. Supongo que esto puede aplicarse a cualquier ser humano. Lo que necesito es una nueva historia sobre quién soy”. Eso dice Shannon, la protagonista de esta novela de Chuck Palahniuk (1962) donde este vuelve a demostrar su puntería mordaz y aguda a la hora de hacer humor y crítica social. Autor de novelas celebérrimas como El club de la lucha, Condenada, Asfixia y Fantasmas, el escritor estadounidense se acerca aquí a una sociedad malcriada —y malformada— a partir de una historia cómica y, a su vez, trágica hasta las lágrimas.

Lo primero que uno piensa al ver la cubierta de esta novela es en la princesa de la portada. ¿A qué vendrá una bella princesa, tan parecida al personaje de Peach, de Mario Bros? Bueno, pues os lo cuento. Yo estaba leyendo en el salón de mi casa. Iba por la mitad de la novela y seguía sin entender el porqué del dibujo de la cubierta hasta que pasó mi hermano —de siete años— y me dijo, de repente y sin esperármelo, que si ponía el libro al revés la princesa se convertía en una persona fea. Más que una persona fea, parece un payaso. Aunque para payaso el que hice yo cuando vi que mi hermano me descubría el porqué de esa cubierta.

La sociedad es eso, dos caras de una moneda: la belleza y la fealdad. Y la protagonista de esta historia, Shannon, primero fue bella y ahora es un adefesio. Entre Estados Unidos y Canadá se mueve esta road novel —como En el camino, de Jack Kerouac, solo que con menos aburrimiento, lo siento, y muchísima acidez y crítica social, al más puro estilo Palahniuk—.

La novela comienza con Shannon, en una boda interrumpida donde una chica acaba de ser disparada por la novia del evento mientras la casa —o mansión— donde se celebra el enlace está ardiendo por un fortuito incendio. Es una locura de comienzo, pero he de decir que esta es una novela circular. Así, recorreremos una historia y todo un país junto a la protagonista y otros dos personajes muy pintorescos hasta llegar a la boda, el incendio y el disparo. Y será ahí donde toda la historia cobre sentido y donde entendamos la relación real entre todos los personajes, una relación que incluso alguno de ellos desconoce que existe, y entonces quien recibirá el fuego y la bala seremos nosotros, los lectores.

Puede parecer una novela extraña, imposible de comprender por momentos y que invite a ser abandonada a la mitad, pero invito a todo aquel que se aventure a leerla que aguante, que resista, porque al final todo encaja y vale la pena sentir dos lagrimones correr por la mejilla cuando descubrimos toda la verdad de la historia.

En la vida necesitas velos y aparentar que guardas secretos. Que nadie te conozca realmente. Es por eso por lo que Shannon, tras sufrir un accidente tremendo y quedar desfigurada, anhela huir. Y lo hace en un coche junto a Brandy, una chica transexual a la que conoce en el hospital. Shannon tenía de todo: era guapa, tenía novio, era célebre, era modelo… Pero todo esto acaba cuando queda desfigurada y muda. Así que ella y Brandy secuestrarán al novio de la primera e irán en coche por Estados Unidos y sus Canadá, visitando mansiones en venta haciéndose pasar por millonarios compradores, con el objetivo real de hacerse con las drogas que se guardan en cada mansión —una crítica que hace Palahniuk a los millonarios y su afición por los estupefacientes—.

Los saltos en el tiempo no son un impedimento para que Shannon nos vaya contando su historia y la de su familia. Habla de su infancia y la casa donde creció, de su hermano fallecido por VIH, del accidente que tuvo… No es una historia estructurada, sino una sucesión de truculentas anécdotas de una vida desdichada. Es una novela muy americana, eso sin duda, donde además el autor juega con las sesiones de fotos y deja frases que ya las quisieran muchos libros de autoayuda.

Hay una crítica a la televisión camuflada en alabanza, por lo que esta supone en la vida de la gente y el control que ejerce en tantas. “¿Habéis pensado alguna vez que la vida es una metáfora de la televisión?”, llega a preguntarse Shannon. La falsedad de la gente está a la orden del día, y es quizás el elemento crítico central de la trama, como cuando dice: “Los libros de cirugía plástica, los panfletos y los folletos prometían ayudarme a llevar una vida normal, una vida feliz; pero esto se parecía cada vez menos a lo que yo quería. Lo que quería se parecía cada vez más a lo que me han enseñado a querer. A lo que quiere todo el mundo”. Y también la obsesión y la paranoia de los estadounidenses por sentirse atacados y querer estar seguros.

Pese a todo el humor y la socarronería, se advierte una película superficial de miseria, sordidez y melancolía que encoge el corazón del lector. Hay rechazo a la homosexualidad —no por parte del autor, sino de los personajes, algo que el autor critica a través de su presencia, claro— y un plot twist a cien páginas del final entre la protagonista y la historia de su hermano. Todo simboliza el desapego con el pasado y la juventud, el hecho de desprenderse de eso, que siempre suele resultar doloroso y traumático. Igual de doloroso es volver a empezar en la vida, comenzar de cero. Y por eso el final es tristísimo, no porque ocurra algo trágico, sino por lo emotivo de ver encajar las piezas y decir eureka como Arquímedes.

No todo en la vida es lo que parece. de hecho, todos los personajes principales acaban siendo diferentes a como nos los presentan al principio. Ese mantra de "la evolución de personajes" que debe tener "toda buena novela" y de lo que se habla en manuales de narrativa, aquí se hace requetebién.

Shannon es una chica tan adicta a su belleza que desea destruirla. “La belleza es poder, igual que el dinero es poder y que un arma cargada es poder”. Para poder, el de esta novela para despertar sentimientos en el lector. “He pasado la mayor parte de mi vida adulta posando a cambio de un fajo de billetes por hora, luciendo ropa y zapatos, bien peinada delante de un fotógrafo de moda que me dice lo que debo sentir”. Por eso lo más importante es la libertad y el sentirse cómodo consigo mismo, lejos de modas y apariencias que solo deparan falsedad y tristeza. Palahniuk ha escrito una obra compleja, pero bellísima para quien llega a su núcleo. Que no se te nuble la vista: tras esta novela encontrarás la luz.
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