Las manzanas

Entre estas páginas nos encontramos con otro caso de Hercule Poirot, el gran detective.

En este caso, el crimen ocurre en plena fiesta de Halloween, y Ariadne Oliver, asistente a la fiesta, no duda en contactar con él para ver si puede resolver este complicado crimen.

Como siempre, en las novelas de Agatha Christie, acabas sospechando que el asesino eres incluso tú, ya que todos parecen tener un motivo, sin embargo, es increíble ir viendo cómo, poco a poco, la gran autora y el gran detective, empiezan a juntar las piezas del rompecabezas para acabar señalando a los culpables.

Me ha sorprendido la forma de cometer el crimen y que fuera un adolescente, le ha dado un toque más tétrico a la historia, pero si hay algo que realmente me ha gustado (atención espóiler a continuación), es que la testigo de todo haya resultado ser la dulce y adorable Miranda.

En todo el libro no he sabido adivinar quién era el culpable del crimen, mi teoría era que la autora, Ariadne Oliver, mataba para escribir sus novelas policíacas, lo cual me hace incluso vergüenza reconocer porque para nada se parece al desenlace del libro.

Estoy contenta de haber leído un libro más de la increíble Agatha Christie y deseando que lo lleven a la gran pantalla.