Asesinato en el Orient Express

Pura diversión.

Cerrando el mes de junio con un clásico de clásicos de la maestra Agatha Christie. Me apetecía mucho porque es una de mis autoras para esos días de bloqueo lector. Según yo, ya había leído Asesinato en el Orient Express en mi adolescencia, pero, la verdad, no recordaba nada. Es extraño porque de esas épocas hay otras novelas y cuentos de la autora que sí recuerdo.

¿Lo leí o lo soñé?

No importa. Me divertí mucho y me lo pasé bomba.

Casi todo el mundo lector ya conoce esta obra. El detective Hércules Poirot, personaje clave en la obra de Christie, emprende un viaje en tren. Durante la travesía por Yugoslavia, y tras pasar la estación de Vinkovci (Croacia), el tren se queda atrapado en medio de la nieve y todo se pone patas arriba cuando se descubre el asesinato de uno de los pasajeros. Menos mal que por ahí anda el señor Poirot para resolver el misterio.

Personajes enigmáticos, interrogatorios y mucha deducción. El buen Poirot sacará todo el arsenal detectivesco para poner a prueba a los viajeros y a los lectores. Giros y resoluciones rocambolescas, situaciones inesperadas; el Orient Express no para (aunque esté atascado). En su interior las preguntas sin aparente respuesta no cesan.

Debo reconocer que, aunque Miss Marple es mi personaje favorito de la obra de Christie, Poirot se lució a bordo del Orient. También debo reconocer que es uno de los libros que más he disfrutado por toda esa puesta en escena que nos regala la autora. Una historia loquísima a la que hay que entrar con ganas de disfrutar y pasarlo bien.

Hay una parte donde Poirot se desmarca de otro de los grandes detectives del mundo literario, Sherlock Holmes. Disfruté y me sacó una sonrisa la “referencia velada”. No ahondo más en el tema. Si son fans de Sherlock, la van a identificar sin problema.

(Agatha, es usted una pequeña traviesa).

Es importante de vez en cuando agarrar un libro por el mero placer de la voracidad y la diversión. Esta novela cumple ambas cosas. El atracón está asegurado.

El ambiente clásico de sombrereras, fumadores sin restricciones, señoronas enguantadas que viajan con doncellas y duermen con batas, señorones de bigotes imposibles y relojes de bolsillo, te sumerge totalmente.

Asesinato en el Orient Express es una golosina a la que hay que hincar el diente si aún no lo has hecho.