Es horrible la propiedad que las palabras poseen para esconder lo oscuro
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Es horrible la propiedad que las palabras poseen para esconder lo oscuro
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Me propuse no ofrecer almuerzos, el mío sería el lugar para ir a saciarse de noche, después del cine, después de la ópera o el teatro; un comedero para aves nocturnas y felinos desvelados
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Los viejos siempre estamos preparados para los imprevistos. Guardamos termómetros, pastillas, braseros, redondelas, pañuelos, pantuflas, calendarios y hachas. Y resulta que un día una de tus mejores amigas monta un restaurante y tú ya tienes el regalo perfecto»
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La vida va desplegándonos marcas desde que nacemos; los estigmas, las llagas y las cicatrices se suman y le dan forma al mapa de la piel
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Alguien cantaba: parecía el lamento de un mochuelo aunque no resultaba triste. Era un lamento orgulloso, digno de lanzar al espacio su cremosa sustancia, seguro de que un antiguo decreto lo autorizaba y nadie se había atrevido a prohibirlo
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Como agua para chocolate