Delito

Diez personas se lanzan al vacío desde la séptima planta de un hotel. No se conocen entre ellas, no estaban alojadas allí y no llevaban pertenencias. Santi Munárriz, un forense con altas capacidades, descubre algo extraño en uno de los cadáveres, lo que le hace sospechar que se trate de un asesinato. Berta reaparece tras años lejos del periodismo, su vinculación con el caso va más allá de su romance con Santi. Ambos deberán sumar sus fuerzas para resolver el caso.

Con capítulos cortos y unos personajes de lo más acertados nos adentramos a una trama oscura y cargada de crítica social. El punto fuerte son los protagonistas; la ansia de trabajo de Ilu, la sed de vida de Chiqui y nuestra imparable Berta. Pero aquí la guinda del pastel es Delito, un personaje que no quiero dejar de aplaudir por la inclusión que representa en un género tan clásico como la novela negra.

Sin embargo, pese a disfrutar enormemente de su compañía, la trama en ocasiones se alarga en exceso, provocando que algunos personajes una vez han cumplido su cometido queden en un segundo plano. ¿Qué pasa con Olga, Tyr o con Bárbara? ¿Cómo llegaron a colarse en el hotel? La autora ha dejado algunos cabos sueltos.

Su pluma es brillante, con una gran delicadeza para describir los momentos emotivos, e incluso románticos, porque esta historia da para mucho. Pero esta misma recreación en el lenguaje la encontramos en las escenas más sangrientas, descritas al detalle. No me suelen afectar este tipo de descripciones, pero en este caso me han resultado demasiado desagradables. Como siempre os digo, es algo muy personal, pero no está de más advertirlo.

En resumen, una obra impactante por su premisa y con unos personajes memorables. Pero personalmente me quedo con “No soy un monstruo”.
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