Ya ni rencor ni desprecio, ya ni temor de mudanza, tan solo una sed… de un no sé qué que me mata. Ríos de la vida, ¿do vais? ¡Aire!, que el aire me falta. -¿Qué ves en ese fondo oscuro?, ¿qué ves que tiemblas y callas? -¡No veo! Miro, como mira un ciego la luz del sol cara a cara. ¡Yo voy a caer en donde nunca el que cae se levanta! |