Todo lo que sucedió con Miranda Huff

Aviso a navegantes: mis peores reseñas son las de los libros que más me han gustado, nunca sé como hacerlas así que perdonadme.

Llevo esperando leer algo de Javier Castillo un año, sí, desde que descubrí su pluma. Pero no estoy esperando porque ya me haya leído todas sus novelas, no, es que tengo una manía muy grande y eso me hace tener que esperar más tiempo. Resulta que me compré sus dos primeros libros en versión bolsillo y no puedo seguir la colección con la edición normal porque me chirría mucho que los dos primeros sean más pequeños que el resto. ¿Solución? Esperarme un año o más a que salgan el resto en versión bolsillo. ¿Un rollo? Pues sí. ¿Podría superar mis manías y poder leer cuando salen las novelas? No creo, es demasiado fuerte esta manía mía.

Si ya habéis leído a Castillo sabréis que tiene una capacidad impresionante para captar la atención del lector y que sea imposible separarse del libro al mismo tiempo que deseas que no se acabe nunca pero sí, porque necesitas resolver ya el misterio.

¿Y de qué va Miranda? La novela empieza con el día después de la desaparición de Miranda Huff con su marido, Ryan, esperando a recibir noticias de su mujer y al momento llama la inspectora le avisa de que han encontrado un cadáver de mujer en la zona, ¿será Miranda o cualquier otra persona? Os aseguro que con este hombre escribiendo nunca se sabe qué va a pasar.

Bien esta historia por un lado pero Castillo nos entrelaza varias tramas para al final darle un sentido común. La voz de Ryan es la que nos cuenta todo lo que tiene relación con la desaparición, aunque hace una especie de flashback al recordar algunas cosas del pasado. Por otro lado a Miranda, quien nos habla desde un tiempo desconocido recordando cómo era al principio su relación con Ryan y cómo esta iba cambiando a lo largo del tiempo. Y la última voz que nos encontramos es la de James Black, situada en 1975, quien es un reputado director de cine, fue profesor en la Universidad de California cuando Ryan y Miranda estudiaron allí y además es íntimo amigo de Ryan.

Son vidas diferentes pero con aspectos comunes que se irán descubriendo a lo largo de la novela. Con El día que se perdió la cordura, al ser el primer libro que leía del autor, me costó un poco situarme con esos saltos temporales pero aquí 0. Es verdad que conocemos a todos los personajes desde un principio y vemos la relación que tienen entre ellos, a diferencia de "la cordura" que al principio no entendía que tenían que ver unas historias con otras (ojo, que esto es lo que hace tan fascinante y sorprendente la novela).

En cuanto a la afinidad con los personajes, indudablemente me quedo con Miranda. al principio no la entendía muy bien, incluso me llegó a parecer la mala de la película pero a medida que la fui conociendo empaticé mucho con ella, es una mujer que tarda en valorarse y que carga con cosas innecesarias.

Con Ryan me pasó justó lo contrario. al principio me gustaba, aunque es cierto que en ocasiones veía cosas que no, pero a medida que avanzaba la novela lo fui detestando poco a poco y llegué a la última hoja prácticamente odiándolo. Con James Black me pasa algo similar aunque nunca me llegó a convencer mucho este personaje, desde un principio me pareció algo "turbio".

Solo me queda añadir que si aún no la habéis leído lo hagáis o si estáis buscando una lectura adictiva o si queréis retomar la lectura. Esta es una buena novela para hacerlo.
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