El adversario

En enero de 1993, Jean-Claude Romand asesina a su mujer, sus dos hijos y sus padres. Los bomberos consiguen sacarle con vida de su casa en llamas. La investigación descubre que Jean-Claude lleva décadas llevando una vida llena de mentiras (no es médico, ni trabaja en la OMS, estafa a sus familiares para conseguir dinero… entre otros lindeces). Un crimen que conmovió a la sociedad francesa y que perturbo notablemente a Emmanuel Carrère.
 
El escritor plantea en ‘El Adversario' una novelización de un suceso de verdad, donde todo ocurre en torno a la mentira. Carrère se aproxima al crimen y, sobre todo, al asesino con quien se estuvo carteando durante años y a quien llegó a visitar en la cárcel. Parte de la narración está en la primera persona de Carrère que, si bien en un principio sentí que buscaba aportar una visión neutral y objetiva de los hechos, pronto cambié de parecer y lo he visto más como una muestra de nuestra incapacidad de mostrarnos ajenos a aquello que nos perturba, como muchas veces quien habla dice más de sí mismo que del tema de le ocupa, como volcamos siempre nuestro bagaje, opiniones y preocupaciones a la hora de interpretar la realidad. Esto le pasa al autor sí, pero a mi como lectora también. Creo que Carrère salió bastante tocado de la escritura de esta novela, y no me extraña nada. Considero complicado iniciar el camino para encontrar el origen del mal y salir indemne.
 
Una de las claves de este libro es la triple aproximación al asesino que se lleva a cabo. La primera, acabamos de verla, la del narrador-Carrère; la segunda la de Luc, el mejor amigo de Jean-Claude quien debe enfrentarse no solo a que a quien ha confiado veinte años de amistad, el padrino de su hija, sea un asesino, sino también al descubrimiento de la montaña de mentiras en la que este cimentaba su vida y cómo no fue capaz de verlo. ¿Realmente estamos tan ciegos? ¿Llegamos a conocer alguna vez a quienes nos rodean? Imposible no preguntarse si alguien cercano quisiera llevar una doble vida cerca nuestro, ¿nos daríamos cuenta?
 
Por último, como no podía ser de otra manera, un acercamiento al propio Jean-Claude, a su vida desde la infancia hasta sus años encarcelado. Una aproximación que parte de los testimonios, cartas y conversaciones, en la que no podemos olvidar que todo pasa por la cabeza y mano de Carrère. Tirando del hilo se llega hasta la que se cree la primera mentira de Jean-Claude. ¿Por qué lo hace? ¿Qué le lleva a decidir llevar una vida sin pizca de realidad? ¿Cómo hace para sostenerla durante décadas? ¿Qué desencadena el final? Veremos a Jean-Claude como alguien que se proyecta como un modelo a seguir, exitoso pero discreto, feliz marido y padre de familia, amigo leal… pero desde fuera, alguien prescindible, cuya voz nadie escucha. Alguien con la capacidad de hacerse invisible. Con una personalidad doliente, cobarde en extremo, lleno de inseguridades, sin ganas de pedir ayuda y con la idea de fracaso como peor enemigo. al mismo tiempo, una persona inteligente pero calculadora, paciente, sin escrúpulos.
 
Me ha gustado mucho la organización de la información en el libro, en la primera mitad se plantea un resumen de los hechos, desde todas las miradas y parece que se va a quedar ahí, solo planteando preguntas. Sin embargo, luego profundiza en todos los caminos abiertos. A través de escenas del juicio y de recuerdos de sus amigos, la figura de Jean-Claude se nos ira dibujando, viendo primero un boceto y, poco a poco, una fotografía realista. Cada paso que te acerca a esta persona te deja más y más estupefacta. del sinsentido, de la cobardía, de que nadie se diera cuenta, de la brutalidad.
 
Me pone la piel de gallina y el estómago del revés la capacidad de Jean-Claude de usar la mentira como escudo, incluso una vez que todo ha estallado. de convertirse en otra persona, de volver a engañarse una y otra vez, sobre todo a sí mismo. Jean-Claude farsante, Jean-Claude marido-padre- amigo, Jean-Claude asesino, Jean-Claude acusado, Jean-Claude preso… son personas completamente distintas, todas ellas sin capacidad real de arrepentimiento, siempre buscando la siguiente salida. Aunque en algunos momentos de la lectura tuve mis dudas, mi conclusión final, tras días aterrizando lo sentido, es que Carrère plantea un genial estudio, con visiones internas y externas, de este criminal.
 
Una lectura que te lleva a implicarte de lleno, a tratar de entender, a frustrarte y enfadarte, a sacar conclusiones sobre cómo llega el adversario, Jean-Claude Romand, a convertirse en asesino.