Las tres de la mañana

“Parecía contento de poderme contar anécdotas y explicarme cosas. Sobre todo parecía contento del hecho de que yo se lo permitiera. Algo que no sucedía desde que era niño.” ~ Las tres de la mañana de Gianrico Carofiglio.

Cuando está a punto de cumplir los 18, un joven, que sufre de epilepsia desde su infancia, acude a Marsella a un tratamiento acompañado de su padre. Tras varios años sin sufrir episodios, el médico le pide que pase dos noches sin dormir a ver cómo reacciona su cuerpo y padre e hijo hacen el esfuerzo juntos. Aprovechan, así, los dos días y sus noches para conocerse.

Un libro que me hubiese gustado más si me lo hubiesen recomendado de otra manera pero claro, me dijeron “si te gustó Un caballero en Moscú, lee este” y yo, ilusa de mi, esperando encontrarme con otro conde Rostov y es que no tienen nada que ver.

Las tres de la mañana es un paseo por la vida, nocturna sobre todo, de Marsella y por la vida de los protagonistas; un paseo por el descubrimiento de las personas, de cómo se rompe la idea que tenemos de nuestros padres y de cómo son realmente; un paseo por las relaciones paterno filiales y por cómo encontrarnos en un ambiente fuera de nuestro contexto habitual nos ayuda a soltarnos.

El libro se lee en dos tandas (160 páginas) y está narrado en primera persona por el hijo que a sus 51 años, la misma edad que tenia su padre entonces, recuerda aquellos dos días. Una forma de escribir fantástica, hay que reconocerlo.

¿Porqué tras un divorcio se puede llegar a enfriar una relación de padre e hijo?
Se supone que esa unión debería ser de por vida.
En esta historia, al menos se retoma a tiempo para que esto no suceda. Cuando el protagonista era niño, su padre le invita a hacer un viaje de dos días a la ciudad de Marsella.
Una ciudad dormida, en la que ambos personajes deambulan de madruga sus calles conversando y así fortaleciendo su vinculo paterno-filial.
Narrada con una prosa sencilla y delicada, el autor nos atrapa haciéndonos partícipe de esta gran aventura.

“En la verdadera noche oscura del alma son siempre las tres de la mañana “.