Mundo cruel

El mundo se presenta aquí como un gran prostíbulo en el que todo se compra y todo se vende, desde las relaciones personales hasta cosas imaginarias.

La historia de Martín Jiménez, el protagonista de esta obra, tiene mucho que ver con una novela picaresca contemporánea. Un individuo amoral que se ha dedicado engañar a la gente mediante bienes inmobiliario. Con el tiempo decide retirarse del mundo de la estafa y crea una empresa de pinturas, pero de pronto le empiezan a suceder una serie de desgracia que lo dejan lleno de deudas. Aquí es donde aparece Vicente, un sereno que fue objeto de una de sus estafas, que le propone formar parte del grupo de empresas Negocios Peculiares S.A., junto con don Prudencio Fonseca y doña Aurora, quienes saben que el mundo va mal y pretende cambiarlo mediante la imaginación. Y, de repente, el lector se ve de lleno inmerso en un mundo de disparates o despropósitos.

La novela no sigue un orden cronológico y se presenta en tres partes. Comienza en medio de la acción, presentando eventos y personajes. Luego, retrocedemos en el tiempo para explorar el pasado de Martín y comprender cómo llegó a su situación actual. La tercera parte, continuación directa de la primera, lleva la trama a su desenlace. Es curioso destacar que Campos enumera los capítulos en orden inverso, desde el 100 hasta el 0, como una cuenta regresiva hacia el desenlace.

Campos utiliza un lenguaje coloquial lleno de expresiones de la sabiduría popular proporcionando una novela divertida y sarcástica, con grandes giros inesperados y donde todo sucede por algo y tiene sentido (aunque no lo parezca). La obra culmina con una frase final que da un giro inesperado a toda la trama. La parodia del mundo que rodea al arte contemporáneo es especialmente acertada, con capítulos que destacan por su humor ingenioso.

Así pues, fundiendo lo real con lo onírico y valiéndose del humor, que en algunas ocasiones roza el absurdo, Jesús Campos, con su reciclaje de la realidad, ha escrito una buena novela. Su mirada sarcástica sobre la sociedad contemporánea se presenta de manera amena y entretenida, recordándonos la necesidad de reflexionar para provocar un cambio.

Mundo Cruel o de la Corrupción y su Consecuencia. Recientemente, el humor se ha presentado como un género en declive, por desgracia; no sólo en sentido literario, sino en la mayoría de aspectos cotidianos que a cada rato vivimos con una creciente desidia. Para contrarrestar esta problemática, el dramaturgo español Jesús Campos García se estrena como novelista con un thriller tragicómico (a sus 84 años y tras 30 de ellos trabajando en la elaboración del escrito) cuyo modus operandi recuerda a alguna que otra de sus obras teatrales. En esta sátira, Martín Jiménez ocupa el puesto de un personaje principal dedicado con toda su alma y lo que le queda de corazón (el pobre ha sufrido lo que sí está escrito), a la estafa. El concepto de karma se encuentra perfectamente implementado, ya que de forma continua son los estafadores los que resultan, asimismo, estafados. Nuestro protagonista sufre los efectos secundarios de convivir con los miembros de una sociedad que se le asemeja demasiado en cuanto a virtudes y defectos (entendiendo como virtud la maña y el fariseísmo como falla, claro). Jesús Campos se burla de la mano de los artistoides y se mofa en la cara de los buitres, a fondo. El asunto de esta narración gira en torno a una asociación financiera, administradora de los Negocios más Peculiares jamás creados, cuyo descubrimiento y ruina rebota entre raccontos que clarifican, paulatinamente, los orígenes de todo el embrollo. El aspecto fuerte de la trama es, sin duda, ese regusto picante que deja la sutileza con que se trabaja la crítica social. A veces pareciera que el mismo Alcestes que Molière dio a luz en su Misántropo, hubiera salido despavorido de su obra, agotado de tanto carácter atrabiliario, para dejarse caer en los brazos del absurdo. Destaca el uso continuado de paréntesis para superlativar el sentido irónico, con los que el escritor, como del mismo Fonseca se habla, “hacía una incisión con la pericia de un maestro artesano e incrustaba sus reflexiones menores en el cuerpo del discurso principal como si de una pieza de marquetería se tratara”. El desenlace deja de lado el sarcasmo (aunque continúa caminando a su vera, sin perderlo de vista) para centrarse en la tensión y la desgracia. Llegados a este punto, si bien el autor demuestra ser un experto en la utilización del doble sentido, la narrativa explícita deja un sabor algo insípido al paladar de los acostumbrados al suspense. Es lo que tiene lo disparatado en la novela negra, que hay que apuntar al blanco. Por lo demás; un libro extravagante, demencial, estrafalario, descabellado, desternillante e ingenioso que saca una sonrisa al talante más imperturbable.

“Esta narración parece devolvernos un clima que parecía perdido en la narrativa española. Es el humor. Un humor, además, muy contento de sí mismo, no tanto por la osadía literaria como por el hecho de “pasárselo bien” y pretender que el lector participe de ese jolgorio.” con estas palabras Santiago Bermudez, Dramaturgo y narrador español, comienza la reseña de esta novela. Pero al leer la novela, intuimos, sentimos, sabemos, que detrás del humor que nos brinda Jesús Campos en su obra, a través del absurdo de la vida de Martín Jiménez y el holding negocios peculiares, lo que narra no es tan absurdo, ni tan disparatado.
En “Mundo cruel” el humor cumple una doble función, no está puesto solo para divertirnos, sino que, además, mediante este recurso, Jesus Campos nos permite refrescar nuestra mirada sobre el entorno cotidiano. Situaciones que tenemos completamente normalizadas, al volverse extrañas, ridículas, absurdas, se hacen demasiado evidentes y “cualquier semejanza con la realidad” no es pura coincidencia
Desde los primeros capítulos, Martín Jiménez, al cual podemos comparar con cualquier empresario engendrado en el siglo XX y sujeto activo del siglo XXI, nos irá introduciendo en un mundo perfectamente empresarial, en donde todo vale si es con el fin “benéfico” de obtener éxito. Y como este mundo es un “toma y daca”, en un momento (del cual Martin no está ni enterado) el estafador será estafado.
Y así , entre negocios “desopilantes”y refrigeradores, el transcurso de la vida de Martin Jimenez se volverá un medio para un fin (otro gran lema): será cosificado, manipulado, sometido, anulado, pero ojo que todo es por el bien del mundo. Descenderemos del 100 al 0, en donde el cero tal vez no sea final y el cien solo un aparente comienzo.
Al final, Martin entenderá ... .o no (vaya a saber Dios), pero algo quedará en claro y es que” los sueños solo sueños son”, cierto?
Para cerrar esta recomendación les diré que disfruté muchísimo leyendo esta novela, y en lo particular creo que cualquier literatura que nos ponga en la tarea de pensar e irrumpa en la “normalidad” para ponerla en jaque es la literatura que necesitamos.

A nivel general, me lo he pasado bien con este libro, cuenta con ideas disparatadas y no tan disparatadas que me han sacado alguna que otra risa. Eso sí, tienes que pillarle el punto para adentrarte en la historia.

Lo primero que llama la atención nada más empezar, es que la numeración de los capítulos va a la inversa, algo que ayuda a saber si los capítulos que te faltan por leer serán muy largos o cortos antes de empezarlos (pura matemática).

Lo siguiente son los proyectos que se plantean en Negocios Peculiares, ya que incluye algunos que existen en la vida real (agua mineral, por ejemplo) y otros que, aunque no existan me gustaría que sí fueran reales (cierto programa de televisión yo lo vería, aunque sólo fuera por la curiosidad).

La historia narra las vivencias de Martín en Negocios Peculiares, un estafador que sabe vender muy bien sus productos, decide dejar que sus empresas se dirijan de forma autosuficiente mientras descansa de tanto negocio.

Cuando su éxito, su suerte y su fortuna desaparecen, le ofrecen la posibilidad de formar parte de Negocios Peculiares y Martín apenas se lo plantea cuando ya no le queda nada.

Tras ponerte en contexto, el autor procede a contarte unas pinceladas de los personajes que tienen más peso en la novela, es decir, de la cúpula del holding. de quien sabemos más su pasado es de Martín, a quien le dedica varios capítulos para su juventud, primeras estafas y el cómo llegó a arruinarse.

En cuanto a estos capítulos, yo los habría cambiado el orden, en lugar de donde están, casi que habría empezado con ellos y luego ya que todo siguiera el mismo orden cronológico para que el lector no se perdiera, ya que te saca de la historia principal pese a tener cierta información que luego necesitas para hacer tus hipótesis el resto de la novela.

Por otro lado, te acabas haciendo a la idea del caos a la par que Martín, con la curiosidad de qué se le ha ocurrido al siguiente artista o qué proyecto estaba en marcha mientras que se ponía al día.

Entre disparate y disparate, terminas mentalizándote que es lo normal en esta novela, y te sorprendes ante lo que es normal en la realidad, quizás, por ello mis partes preferidas han sido las propuestas empresariales y la investigación que lleva a cabo con Javier.

Una investigación en la que el lector está metido de lleno antes incluso de que Martín la ponga en marcha, primero por la curiosidad de por qué él entre tanto estafador, y después por el hasta donde son capaces de llegar Aurora y Vicente para que Martín no indague en exceso.

En cuanto al final, creo que Martín se merecía otro distinto sólo por su esfuerzo en tener un por si acaso y que no le descubrieran.
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Es una novela con tintes surrealista, con ensoñaciones de la vida real, irónica por no decir cínica, y con giros inesperados que te vuelca en un torbellino de despropósitos que nos lleva del Madrid empresarial a la Guinea señorial.
Los capítulos van hacia la cuenta a atrás del 100 al 0 donde como punto final, en mi caso esperaba, la explosión de la bomba. A medida que vas leyendo te das cuenta que un solo número no puedes leer, es decir, que vas queriendo saber más de la psique de los personajes, que pese a ser ilógica su manera a de actuar, en las portadas de muchos diarios de noticias y carteleras de informativos, vemos una proyección de las historias de la novela sin que sean fake news, noticias falsas, que es lo que en mi modo de ver la vida sería lo coherente.
Tenemos a un “gran” empresario de esos que son malos, timador, corrupto, podrido, no solo de ética sino de dinero. Quiebra, y junto a él, su modo de vida, la exterior, porque nos damos cuenta de que todos los personajes tiene una doble vida, y también doble y triple moral. Detrás de esa quiebra o desfortuna, la mano negra de un conjunto de empresas fantasmas a la vez de competentes, una contradicción que se cumple y que el lector asume como real con la soltura con la que se narra y los ejemplos que plantea, y el Departamento de Cultura de Negocios Peculiares adquiere un significado desestructurante del sistema mundial. La cuenta atrás va dinamitando los cimientos del capitalismo.
Tenemos un personaje principal complejo con vivencias que nos va contando, no en una progresión lineal, sino con vueltas al pasado y mirada al futuro incierto. Nos cuenta sus antecedentes familiares, la muerte trágica de madre, la disciplina de choque del padre, el despertar sexual insano, descalabro sentimental y las relaciones toxicas con las mujeres. El fin laboral de convertirse en un constructor y pasar a ser dependiente.
Considero que es una novela que con su tinte irónico y desenfadado hace una crítica muy dura a las prácticas y a las personas de la actualidad.

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