La imperfecta casualidad que provocó el cambio perfecto

𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

¡𝑸𝒖é 𝒍𝒖𝒋𝒐 𝒔𝒆𝒓í𝒂 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒇𝒂𝒓𝒐! 𝑹𝒐𝒅𝒆𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒄𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍𝒂𝒅𝒐𝒔.

Rodrigo lleva meses acudiendo a terapia y no consigue sentirse mejor. Necesita un cambio en su vida de ciento ochenta grados. Siempre ha estado buscando la felicidad en los lugares equivocados hasta que la encuentra en la imperfección más inesperada.

La historia de este libro brevísimo es la de un hombre con problemas serios. Las decisiones que hasta ahora había tomado en su vida no le habían proporcionado la felicidad y la estabilidad deseada. Un día decide dar un cambio radical y sin esperar nada encuentra lo que estaba buscando.

Este libro 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒐 𝒃𝒆𝒍𝒍í𝒔𝒊𝒎𝒐; no sé si definirlo como una historia de superación o de búsqueda interior, pero tiene algo de las dos. Me atrevería a decir que si en un pequeño tarro se mezcla el término feel-good con un chorrito de Serendipia saldría este libro. Y no es para menos pues la autora es licenciada en Medicina y especialista en psiquiatría e inicialmente este libro nació como trabajo de final de máster en el año dos mil veinte.

La prosa es increíblemente seductora y las descripciones son refrescantes. Digamos que la ambientación se desarrolla alrededor de un faro y su casa, en un pueblo pesquero alejado de la ciudad. En un lugar idílico llamado Portoantiguo.

Existe un 𝒈𝒊𝒓𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒂𝒄𝒕𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒚 𝒕𝒐𝒕𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒕𝒖𝒊𝒕𝒐 que me cogió con la guardia baja. Y como resultado de todo lo anterior, el final, que trae consigo otro mensaje más, no podría ser de otra manera.

Con sus ochenta y tres páginas, este libro se puede leer en un solo día, y es garantía de pasar un buen rato pero además de llevarte una experiencia de sensaciones positivas y momentos de reflexión.


𝑴𝒊𝒔 𝒊𝒎𝒑𝒓𝒆𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔: Esta novela ha sido un hallazgo valioso que se produjo de manera casual. Nunca me hubiera imaginado que detrás de este librito, con esa cubierta de postal, hubiera una historia tan conmovedora. Ha sido una novela suave, cálida, perfecta. Una novela enriquecedora.

Y emocionada, así terminé.

𝑵𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒉𝒆 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒅𝒐 𝒖𝒏 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒎á𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒖𝒏 𝒇𝒂𝒓𝒐. 𝑻𝒂𝒎𝒃𝒊é𝒏 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊𝒔 𝒔𝒖𝒆ñ𝒐𝒔. 𝑳𝒍𝒆𝒗𝒐 𝒂ñ𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍𝒍𝒐; 𝒆𝒏 𝒄ó𝒎𝒐 𝒔𝒆𝒓í𝒂 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒇𝒂𝒓𝒐 𝒓𝒐𝒅𝒆𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒄𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍𝒂𝒅𝒐𝒔.

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