Ojalá nuestro sol prenda el mundo

Teo va a empezar la universidad y se encuentra en un momento de búsqueda personal que necesita hacer solo. Y que mejor que cumplir su sueño de estudiar arquitectura en Paris. Oliver es el profesor sustituto de artes plásticas. Lleva demasiado tiempo escondiendo todo su ser de la mirada del mundo. Pero, ¿que sucede cuando un huracán arrasa con todo tu mundo sin que puedas evitarlo? Pues que el mundo prende sin remedio.
El final de esta serie es mas amor del bueno que nunca. Los dos primeros han sido un viaje precioso, lleno de amor, de superación, de sueños, miedos y ganas, muchas ganas. Sin embargo, la historia de Teo y Oliver es brutal, de esas que se enquistan en lo más hondo y que cuesta mucho olvidar. Teo es de esos personajes que a pesar de estar pasando un momento de autodescubrimiento tiene muy claro lo que quiere, como lo quiero y con quién lo quiere. En cambio, Oliver es de los que necesita ver la luz para creer en ella. Por eso se complementan tan bien. Ha sido un gusto seguir siendo participe de la vida de la familia de Lía al completo, porque los amigos de sus hijos son tan familia como los de propia sangre. El final es emocionante, de esos que consiguen sacarte alguna que otra lágrima y dejarte con mil ganas de más. Que habrá que esperar al nuevo año para leer mas amor del bueno.