Estamos ante un libro de fantasía urbana enfocado, principalmente, a un público juvenil. de hecho, mientras lo leía no podía evitar pensar que mi yo de 14 años lo hubiera disfrutado incluso más de lo que lo he hecho ahora. Este enfoque juvenil se ve claramente reflejado en los aspectos fundamentales de la historia: 1. Una trama de ritmo acelerado, que no se detiene en tonterías y va directa a la acción, lo que lo convierte en una lectura ágil que no llega a aburrir en ningún momento. 2. Un sistema de magia al estilo cuento de hadas, de aquellos en los que simplemente tienes que creerte lo que te dicen y lo que sucede. 3. Debido al trepidante avance de la trama, las relaciones entre los personajes son también un poco precipitadas. de hecho, encontramos incluso algunos momentos de instalove. Y aunque personalmente me suelen gustar los vínculos un poco más trabajados, debo admitir que en esta historia este punto de velocidad no me ha molestado en exceso. Va a juego con la evolución de la trama. Para mí, lo más importante de este libro son los mensajes que hay escondidos entre sus páginas. Esas enseñanzas más allá de lo que es la trama en sí. La parte de crítica social, que invita a la reflexión y que busca que nos demos cuenta de que todavía son muchas las cosas que quedan por arreglar en nuestra sociedad. Para mí, esto es algo de gran importancia sobretodo en libros juveniles. Que aparte de contarnos una historia, hagan que el lector abra su mente. En rasgos generales, es un libro que se podría catalogar como “estilo Disney”. Un libro que invita a creer y a soñar. ¡Y eso es algo que viene bien a cualquier edad! Una lectura ideal para jóvenes; y para aquellos que estemos acostumbrados a una fantasía más adulta, nos sirve para evadirnos de la densidad de otras novelas. En “El filo de las alas” podemos encontrar unas horas de desconexión. + Leer más |