Jane Eyre

Leí hace muchos años ‘Cumbres Borrascosas' de Emily Brontë, pero recuerdo muy poco, así que prácticamente este ha sido mi primer acercamiento a las hermanas y, en general, a los clásicos. Siempre he pensado que no soy una persona de clásicos, pero, aún con cierto respeto, puedo decir que he disfrutado mucho de la novela.

En ‘Jane Eyre' conocemos la niñez y la juventud de la protagonista con el mismo nombre. Jane es una mujer con unos ideales y valores muy fuertes, y con aspiración a hacer con su vida algo más de lo que se espera ella por ser mujer. Es independiente y muy transgresora, porque no podemos olvidar que esta obra fue escrita en 1847. A pesar de ello, Jane no ha tenido una vida fácil, y esto también ha moldeado su carácter y su personalidad. Huérfana, vivió su infancia con la mujer de su tio y sus primos, quienes la detestaban, para más tarde ir a una institución para niñas huérfanas y acabar convertirse en institutriz. Creo que ver los primeros años de Jane y su desarrollo al cambiar del ambiente asfixiante de la casa, con su cuarto rojo, al de la institución es una de las partes del libro que más he disfrutado.
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En la segunda parte del libro, cuando entran en juego el Señor Rochester y la mansión de Thornfield, la obra adquiere cierto aire de misterio, propio de las novelas góticas, pero también un romanticismo que, aquí, sí se ha notado más que nos encontramos ante una novela de mediados del siglo XIX. Aunque Jane es un personaje con carácter, se pueden observar multitud de actitudes por parte del protagonista masculino, que vistas desde una perspectiva feminista, chirrían mucho. Quizá este es uno de los aspectos que más me echan para atrás a la hora de leer clásicos. Y es que, aunque es necesario leerlos teniendo en cuenta el contexto social en el que fueron escritos, se me hace difícil disfrutar de la novela cuando está muy llena de machistadas. Con ‘Jane Eyre', aunque no se libra de ellas, puedo decir que no han impedido que me haya gustado.

Esta novela, aunque es ficción, realmente coge muchos elementos de la vida de la propia Charlotte Brontë, tanto su etapa internada, como su época como institutriz, al mismo tiempo que plasma los propios pensamientos y sentimientos de la autora por ser mujer en la época que le tocó vivir. Así que esto añade un plus a la historia.