Loleta by Loleta

Se me abrieron los ojos como platos cuando vi la portada de este librazo de recetas. Y mi estómago está rugiendo de apetencia en este mismo momento mientras tecleo mis ávidas impresiones de esta maravilla de libro ilustrado de recetas dulces y saladas.

Quizás el título tan coquetamente egotista nos despiste un poco, pero esta compacta y robusta edición en tapa dura es una obra de arte visual que tienta al estómago más estoico. Desde las guardas tapizadas con mesas atiborradas de banquetes ajardinados hasta las fotografías gigantes de ambientación bohemia, este libro se puede atesorar en nuestra colección privada de recetarios con sumo gusto.

En términos prácticos, se sostiene abierto para facilitar la lectura de la receta mientras seguimos paso a paso las indicaciones claramente distribuidas en secciones identificables en un rápido vistazo: preparación, raciones, ingredientes, instrucciones y consejos. Además, cada receta viene mimada por un diario de opiniones de la autora-cocinera-viajera, Loleta, quien expone una anécdota personal, unos toques de su rutina acoplada a este plato en particular o unos consejos extra para disfrutarlo al máximo.

Confieso que me puse a hojear el libro como una posesa para bañarme en las fotazas y su poder seductor. Sin embargo, el libro nos permite consultar el índice alfabético, el listado de contenidos según desayunos o meriendas o incluso diversas intolerancias, y un manojo de recetas básicas para no perdernos nunca en el debut. Si no podemos resistir más el empuje del deseo, vamos directamente a zambullirnos en el rico abanico de opciones culinarias.

¿Qué quieres desayunar? Si te va el exotismo turco, jamás volverás a pasar hambre como Scarlett O'Hara si te echas al gaznate un cuenco generoso de huevos, pimientos y tomates a la sartén. Los rollitos de canela, en mi humilde opinión, ganarían guerras sin necesidad de cañones ni banderas blancas.

¿Eres más de brunch? Hazte un favor y amasa unos scones/bollitos suaves y tiernos de naranja y frambuesa pintados con glaseado de naranja. Rodeados de flores como en la foto del libro parecen la ambrosía de los dioses griegos :-D

Se nota que me va el dulce. Por eso, me he derretido ante el French Toast con salsa de caramelo, la tarta de ruibarbo y fresas, y... esperad que me quedo sin resuello por la ansiedad de la lujuria alimenticia... TARTALETAS SELVA NEGRA DE CHOCOLATE Y CEREZAS. En serio os pregunto, ¿puede haber algo más provocativo? (el abanico está trabajando horas extra)

No creáis que no me pirro por los platos salados. Me he enamorado de una receta que, por su presentación rústica y opípara, es el sueño de un hambriento que ha sufrido la ausencia de comida casera durante demasiado tiempo. ¿Recordáis los bocadillos gordos rebosantes de calamares? Esto es un ascenso en la escalera del apetito. Bocadillo de gambones en gabardina montado en dos pisos de pan rústico y salsa. Creo que es lo más cerca de la epifanía física que podemos encontrar en este mundo.

En fin, perdonad mi vehemencia en lo tocante a la comida, pero se me va la cabeza tras el estómago. Espero que os gusten las fotos y me contéis qué receta os atrae más. ¿Vais a probar el libro? ¿Tenéis un libro de recetas favorito? Soy toda oídos :-) Bueno, boca también.
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