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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
12 December 2018
"El mundo que conocemos ¿cómo puede separar con conocimiento de causa lo que importa de lo que parece importante?"

Solamente por este comienzo merece la pena leer El último caso de Philip Trent, pues desde el principio sabes (no intuyes) que la novela no te va a dejar indiferente. A ese párrafo hay que añadir además la recomendación del Detection Club como la mejor novela policíaca jamás escrita, recomendación que fue firmada, entre otros, por Agatha Christie, Ronald Knox, Dorothy L. Sayers, Freeman Wills Croft y G.K. Chesterton; a este último le dedica Bentley esta historia, entre otras razones para corresponder que Chesterton le dedicase a él El hombre que fue Jueves.

Por todo lo anterior queda meridianamente claro que debemos leer la novela que E. C. Bentley publicó en 1913, según él porque estaba harto de la infalibilidad de detectives como Sherlock Holmes. La edición que nos trae la Biblioteca de Clásicos Policíacos de Siruela desempolva una de las novelas menos convencionales escritas hasta aquel momento, en la que las reglas seguidas por las novelas de detectives se deconstruyeron para crear una magistral obra donde, además del misterio y su resolución, encontramos todo un estudio psicológico ligado al más puro paroxismo romántico.

A partir de la premisa anterior, en El último caso de Philp Trent descubrimos dos partes muy diferentes. La primera es cuando Philip Trent, nuestro infalible detective, pintor y periodista, entra en acción para resolver el asesinato del magnate de los negocios Sigsbee Manderson; gracias a su agudeza, observación y deducción resuelve el caso en un pis pas y, para nuestra sorpresa, nos quedan todavía más de cien páginas sin leer. Ahí comienza la segunda parte y pensamos ¿Y ahora qué?, pues en ese momento es cuando la típica historia de detectives pasa a ser la mejor novela policíaca jamás escrita.

Esta original trama, además de incluir lo característico conocido hasta entonces (el misterio y su resolución por un detective con grandes dotes de inteligencia y sagacidad intuitiva), nos sumerge de lleno en algo tan peculiar y desconocido hasta aquel momento como era el thriller psicológico; en él se retrata a nuestro detective de una manera profunda, sensible y visceralmente romántica... y hasta aquí puedo leer para no levantar las alfombras y dejar salir con ello los spoilers.

La historia comienza cuando Sigsbee Manderson es encontrado muerto en los jardines de su mansión inglesa en unas circunstancias tan peculiares y desconcertantes que obligan a que, además de la policía, se necesite la ayuda del consumado y afamado detective Philip Trent. Con su entrada en la narración todos los engranajes empiezan a funcionar de una manera imparable, aunque al lector puede parecerle lenta y parsimoniosa ya que Bentley da todos los detalles de una manera minuciosa y pormenorizada, además de enriquecida con alusiones y detalles literarios. En cualquier caso, todo eso no provoca que el lector pierda en ningún momento el ritmo, ya que según se va avanzando en la lectura se van recogiendo las piezas de puzle que permiten que cada cual se haga sus componendas.

Así, se nos dice que la víctima fue encontrada por la mañana en los jardines de su mansión con un tiro en un ojo, vestido con la ropa del día anterior, sin su dentadura postiza y con unos zapatos descoordinados y reventados. Además de estos datos, vemos como su bella y joven viuda, Mabel, no está lo suficientemente desconsolada por el deceso. Con estos y otros razonamientos, llegamos a la misma conclusión que el señor Trent... y es aquí donde la infalibilidad (o la carencia de ella) entra en acción, dándole una vuelta de tuerca que le confiere un giro copernicano a la trama, en la que la prueba-error y el humilde reconocimiento de todo ello harán que nos salgamos de la típica historia para entrar en la genial obra.

A todo ello hay que sumar el retrato de las diferentes clases sociales, un enriquecido estudio psicológico y de caracteres de los personajes principales entre los que se incluye el del afamado detective. Este retrato, lejos de descolgar al lector del suspense, le reegancha con espíritu y ánimos renovados, refrescando y resucitando una trama que el autor dirige y redirige a su antojo.

El último caso de Philip Trent es una obra magistral donde el misterio y su resolución se descomponen para dejar entrar otros elementos como los estudios psicológicos y el paroxismo romántico (que debe contextualizarse en la época en que se escribió la novela), que abren la puerta a una novela moderna donde A-B-C no tiene por qué seguir el orden establecido, y donde la historia se transforma y revoluciona de tal modo que ha llegado a nosotros en la mejores condiciones. Para comprobarlo solo hay que asomarse un poco a las magistrales adaptaciones cinematográficas de la novela (la dirigida por Howard Hawks, titulada ¿Quién es el culpable?, y la dirigida por Herbert Wilcox, con la intervención de Orson Wells, llamada El Enigma de Manderson) para comprobar cómo esta historia no ha perdido ni una pizca de frescura y contemporaneidad.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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