Un cuento perfecto

Elísabet Benavent ha vuelto a hacerme llorar. Ha creado una historia preciosa acerca del amor y el respeto hacia uno mismo y, además, nos regala un viaje a Grecia increíble. David y Margot no son perfectos. Tienen sus flaquezas, como todo el mundo, y a veces te dan ganas de gritar un poquito de lo cabezotas y frustrantes que pueden llegar a ser. Lo único que me ha flojeado un pelín más este libro es la historia de las hermanas de Margot. Están ahí, pero no tan presentes como en otras historias de la autora y, además, me recuerdan a otros personajes secundarios que ya tiene. Pero bueno, he disfrutado demasiado el libro como para tenérselo en cuenta.

Si habéis leído a Benavent sabéis que tiene una forma muy bonita de hablar del amor hacia quien sea. Sobre todo del quererse bien. Y, tan pronto como te deja el corazón en un puño con una frase preciosísima y profunda, como te hace reír como nadie con la forma tan cercana y de andar por casa que tiene de contar las cosas. Porque sí, no faltan las risas y las lágrimas en sus novelas. Es muy bonito ver cómo se transforma la química que hay entre Margot y David en una bonita amistad y en algo tan profundo que ni ellos mismos logran (o no quieren) entender. Eso sí, preparaos para ESE final y no diré más. La amiga Elísabet ha sabido jugar sus cartas para que el peso de todo lo que se ha ido cociendo a lo largo del libro nos impacte a base de bien. Su mensaje no puede ser más claro ;)
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