Seremos recuerdos

Lo primero que quiero decir en esta reseña es que esta segunda parte de la bilogía me ha gustado más que la primera. El ritmo que encontramos aquí es mucho más ameno y engancha. El trabajo de Macarena y todo lo relacionado con Pipa que se me hizo cuesta arriba en la primera parte, no tiene el mismo protagonismo que tuvo en Fuimos canciones , aunque también cuenta con un gran peso en la historia.

Lo que también ha cambiado y mucho ha sido mi percepción de Leo. ¡Me ha caído bien! ¿Quién lo iba a decir? Todos los personajes sufren una gran evolución a lo largo de todo el libro y la de este hombre me ha gustado.

Por el contrario, las tramas de Jimena y Adriana, se me han quedado un poco flojas. Esperaba más de las dos. Creo que a la primera la han demonizado a un punto que me es imposible defenderla; mientras que han hecho de Adri una niña asustada y llorosa en lugar de la mujer decidida que me encantó en la primera parte.

En cuanto a la relación amorosa, puedo decir orgullosa y contenta que me la he creído. La forma en la que se desarrollan los hechos, despacio pero sin dejar de avanzar, me ha gustado. Se podría decir que la historia de Leo y Maca desde que los conocemos es un enemies to lovers to friends to lovers. O algo así.

Como en todos los libros de Elísabet Benavent hay escenas de reírte a carcajadas y otras que te hacen reflexionar. Creo que estas últimas me van a acompañar un tiempo...

Tengo que reconocer que el final se me ha quedado cojo. Me ha faltado un capítulo de explicación antes de ese epílogo tan raro y bonito al mismo tiempo. Creo que nos merecíamos saber qué pasa en todo ese tiempo en lugar de soltarse de sopetón en unos cuantos párrafos.

La bilogía Canciones y recuerdos no se va a convertir en mis libros favoritos de la autora, pero me he alegrado mucho al disfrutar de este cierre de bilogía cuando no esperaba hacerlo.