La memoria es nuestro peor enemigo.
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La memoria es nuestro peor enemigo.
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Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia.
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Hay cosas que se saben con las tripas. El estómago está lleno de neuronas, tiene su propio cerebro y un sistema nervioso independiente que no se equivocan jamás.
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El tiempo no sana nada, ni el odio ni la rabia ni el dolor, solo los matiza, hasta que, llegado un día, cronificada la afección, te acostumbras a vivir con ella. Solo entonces puedes empezar a cimentar algo nuevo con la esperanza de que agarre, de que el edificio no se venga abajo al primer temblor.
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La culpa es como el odio. La culpa tiene masa. La culpa pesa. La culpa se aloja en el corazón, en los pulmones, se acomoda en el hígado, anida en el bazo, busca refugio en los riñones.
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La memoria es una máquina desbrozadora, un artefacto que separa la piel de la pulpa y las almacena en compartimentos distintos para que, si unos se pierden, los otros perduren.
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... hasta la materia más rígida se vuelve arcilla en manos de la imaginación.
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Pero al igual que pasa con las viejas películas, el color de ese recuerdo pronto se marchita; ambos, el celuloide, la memoria, son productos químicos inestables que se degradan con el tiempo. Sucede lo mismo con los sueños.
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Solo añoras la soledad cuando sabes que prescribe.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?