Nunca serás inocente

En una ciudad regida por las balas y por ensoñaciones perversas disparadas por plutócratas, arribistas y correveidiles, la verdad es un molinillo que gira según convenga a las élites.

Lo que nos define, lo que nos convierte en quiénes somos, son las decisiones que tomamos.

El nuestro fue un amor sereno, pausado, sin emociones desbordadas, el tipo de afecto con el que se conforman los inteligentes y que los melancólicos rechazamos.

-Por qué debemos soportar las mujeres unas directrices tan absurdas? (...) Porque siempre se ha hecho así? Porque os creéis mejores que nosotras? El mundo ha cambiado y, sin embargo, las mujeres seguimos siendo esclavas de una tradición asquerosa.

(…) lo único que puedo hacer es empujar la vida hacia delante a la espera de tiempos mejores.

¿Cómo atender a las emociones ajenas cuando apenas soportamos las propias?

(…) y la soledad era la única circunstancia que acallaba el ruido que reinaba en mi cabeza.

Una máquina no tiene derechos, solo un deber, producir. No posee la capacidad de quejarse ni de sentir, es una mera herramienta al servicio del hombre. Cuando una sociedad trata a sus trabajadores como si fueran máquinas está con- denada al fracaso por una razón: en el corazon de todo oprimido se esconde un alma libre que espera su oportunidad para rebelarse.

El dinero no tiene alma ni intención. En todo caso, los responsables de su uso somos nosotros, las personas

Lo único que puedo hacer es empujar la vida hacia delante a la espera de tiempos mejores