Seda

Puedo decir sin miedo a equivocarme que Alessandro Baricco se está convirtiendo en lugar seguro para mí, pues leer “Seda” no ha hecho más que confirmarme lo buen escritor y contador de historias que es.

Nos encontramos ante un libro muy corto pero muy enigmático, que nos lleva en busca de huevos de gusanos de seda desde la Europa más convencional y acomodada al Japón más remoto, misterioso e inaccesible.

Una historia que nos narra las vicisitudes de un protagonista que se mueve entre dos mundos y, a su vez, entre dos amores: uno erótico e idealizado, y otro cómodo y cotidiano. Partiendo de esta premisa Baricco nos lleva por un viaje cargado de poesía y musicalidad, hasta el punto de encontrar párrafos que podrían hacer las veces de estribillos entre estrofas de una melodía.

Estructurada en capítulos muy breves, Baricco consigue envolvernos en una atmósfera mágica, como de leyenda, llena de espiritualidad, con pinceladas históricas, como es la apertura de Japón a occidente, y una gran carga emotiva, que atrapa con su delicadeza y elegancia, con su pasión.

Una narración onírica que deja al terminar la sensación, precisamente, de haber despertado de un extraño sueño, cautivador pero confuso, bello pero algo triste y doloroso.

Sin duda esta no es una historia convencional, como tampoco lo son sus personajes, enigmáticos e inquietantes, con los que el autor consigue crear este relato, como ya he dicho, tan mágico y especial.

Me fascinan las historias en las que se logra contar tantas cosas en tan pocas páginas, o que más que contar, transmiten y hacen sentir al lector que lo que ha leído contiene tal profundidad y belleza que se desborda en cada párrafo, embriagando al lector y envolviéndolo en un suave y dulce abrazo, arropándolo con un manto de la más pura y cálida seda.