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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
21 August 2022
La guerra entre Ravka y Fjerda ya es una realidad, con la segunda nación nación intentando traspasar las fronteras de la primera. El rey Nikolai Lanstov y sus grishas harán todo lo posible para parar los pies al gigante de hielo mientras intentan solucionar los problemas diplomáticos con el país de Shu Han y hacen frente a un misterio azote que aparece de pronto y acaba con todo y con todos a su paso. Lo cual ha ocurrido con la vuelta a la palestra de un enemigo del pasado que parecía ser ya historia. Paralelamente a esto, la vendaval Zoya Nazyalensky deberá descubrir quien es realmente y hasta donde llegan sus nuevos poderes, y como estos pueden ser decisivos para la guerra. Mientras, dentro de Fjerda, Nina Zenik continuara con sus labores como espía con la ayuda de la hija de su peor enemigo. Sus intentos por sabotear al ejercito fjerdano desde dentro la llevaran a lo más profundo de la Fortaleza de Hielo, cerca de la propia familia real.

Quiero intentar ser lo más breve posible con esta reseña, porque siento que todo lo que tengo que decir de este libro ya lo dije al hablar de “El Rey Marcado”. de hecho, con vuestro permiso me permito incluso copiar algunos párrafos de lo que ya escribí en su momento para reseñar este primer libro. “Ley de Lobos” me ha gustado ligeramente más, siento que en buena medida se han solucionado en él muchos de los problemas de los que adolecía el primero. al igual que su predecesor, “Ley de Lobos” ha sido una lectura ligera, que me ha tenido entretenida prácticamente desde la primera página y quien me ha mantenido en vilo hasta que lo he cerrado.

En este libro , al igual que en el anterior, he notado que hay varias partes en las cuales no pasaba realmente nada interesante. Pero, la verdad, es que han sido muy poquitas, desde luego mucho menos que lo que pasaba en el primer libro de esta serie. Además, el que la autora haya incluido capítulos puntos de vistas contados por Mayu que permiten saber que es lo que pasa en el reino de Shu Han creo que ha sido todo un acierto. Y no solo porque permite desengrasar de lo que ocurre en Ravka y Fjerda de forma que el lector no pierdas nunca el interés y la lectura sea más variada. Siendo este el séptimo libro del Grishaverse, ya conoce bastante bien este mundo. de ahí que el saber más de las relaciones de Ravka con otros países y como son las mismas en el segundo permiten ahondar más en este mundo y darle un plus de cercanía y frescura. Y es que, como ya he dicho en reseñas anteriores de la serie, una de las cosas que más valoro de la misma es su excelente WorldBuilding. Sí, quizás no sea uno de los mejores que te puedes encontrar en el mundo según la escala de algunos autores como por ejemplo Tolkien si nos ponemos tiquismiquis. Pero no creo que la autora pretenda esto, sino crear un mundo lo más cercano y reconocible posible para el lector y que, esté muy bien definido y sea consecuente en cuanto a sus reglas y costumbres.

La trilogía de “Sombra y Hueso” era la historia de una niña que como dice Leigh Bardrugo en los agradecimientos de este libro “estaba perdida en la oscuridad” y buscaba su lugar en el mundo bajo el manido cliche de ser la elegida. Por su parte, la bilogía de “Seis de Cuervos” era el loco e imposible plan llevado acabo por una chavales inadaptados y vistos por la sociedad como escoria. Y la saga de “El Rey Marcado” es la de la guerra y los juegos diplomáticos. Pero también es la saga en la que sus protagonistas se enfrentan a sus mayores debilidades y a sus pasados para emerger como nuevos personajes llenos de fuerza y energía. Si hay algo que he valorado mucho en estas dos novelas es que Bardrugo traiga de vuelta a personajes que en su mayoría pudieron dar más de si en la trilogía original y les permite reivindicarse, sacándoles todo el juego posible y que no pudo hacer en libros anteriores. Pero a veces me parece que les usa demasiado. Y con esto me refiero, principalmente, a los dos grandes protagonistas de la historia, Zoya y Nikolai. Ha habido varios momentos (poquitos, en comparación con el anterior) en los que me cansaban un poco, en los que me daba la impresión de que tanto incidir en sus pasados y sus miedos presentes. A lo largo de toda la saga he valorado muy positivamente la manera en que la autora ha manejado la relación que ha surgido entre estos dos, como todo ha ido con calma y se ha basado en la compenetración y el respeto que estos dos se tienen. Pero al mismo tiempo, creo que llega un punto en la narración en la que todo se vuelve bastante repetitivo entre ellos dos hasta el punto de que cae en lo romántico. Porno decir, a veces es lo cursi. Y con eso se pierde toda la frescura y todo lo sano que había en esa relación. No quiero decir, que sea tóxica ni mucho menos. Zoya y Nikolai no son Alina y Mal para nada, a Dios gracias. Pero sí que noto que toda la gracia con la que su historia empezó acaba por perderse cuando su relación se vuelve algo más convencional.

Con Nina, en cambio, no he tenido tanto esa sensación. Y eso que hemos leído muchos más capítulos desde el punto de vista de Nina que el de los otros dos grandes protagonistas del libro. Y también hay que tener en cuenta que me ha pasado con sus partes una cosa que no me ocurrió en el anterior libro: en muchos momentos se me ha hecho un poco pesada de leer por lo que he dicho antes con las partes que pasaban en Ravka: a veces me ha parecido que había momentos en que todo era muy lento y no sucedía nada realmente importante. de todas formas, eso lo compensa la frescura del propio personaje de Nina y todo lo que vive ya no solo porque sea herencia de lo que ha pasado en libros anteriores. Su relación con Hanne y la forma en que esta va floreciendo y fortaleciéndose a lo largo de sus segmentos me ha parecido muy bien llevado , con una evolución muy orgánica. Sobre todo por todo lo que hay debajo de esa superficie, las cuestiones de identidad y de saber quienes uno realmente pese a la imagen que se quiera dar de cara al exterior. Nina y Hanne se meten en una con su auténtica odisea de espionaje en la cual ninguna de las dos son lo que parece a primera vista. Y eso les permite llegar a descubrir, de forma soterrada, quien quiere ser real mente y cuál es el precio a pagar por esa libertad.

Y es que, si hay algo que me ha gustado mucho de este libro es todas las ideas que Bardrugo va a desentrañando tras una trama de espionaje, conspiraciones políticas, guerras, amor y secretos. Bajo toda esta épica se cuece una idea que da para pensar, sobre quien tiene más derecho a ser un rey ¿aquel que tiene ese derecho por nacimiento o aquel que es capaz de darlo todo por su patria y que no para de esforzarse y de hacer todo tipo de sacrificios por el bien de sus súbditos? Es una dicotomía sobre lo que es autentico y correcto y sobre la importancia real que hay que dar a las apariencias. Sobre si quienes parecen ser monstruos lo son tanto como aquellos que viven obcecados por los prejuicios, el resentimiento, el miedo o la avaricia. Junto a un tema que se tocó en la novela anterior sobre la necesidad de afrontar el pasado y usarlo como forma de ser más fuerte de cara al presente.

De todas formas se nota mucho que este libro marca el fin de una etapa. Es el río en el que confluyen todas las tramas que empezaron a germinar en “El Rey Marcado”, y que beben de todo lo que paso en las dos sagas previas. El uso de la Jurda Parem para controlar a los grisha y aumentar sus poderes a costa de su voluntad y vida, y los experimentos científicos para crear soldados que puedan combatir a los grisha por parte de otras naciones, se dan de la mano con la historia y la mitología religiosa de Ravka. Y todo eso confluye en una guerra que Bardrugo desentraña con gran eficacia en unas escenas repletas de acción y muy detalladas, si bien hay que reconocer que sus descripciones bélicas me han dejado un poco fría, no he logrado meterme totalmente en ellas. Pero lo realmente importantes de ellas creo que es la forma en que se enfrentan ya no solo dos naciones. Es la manera en que dos formas de entender a la vida se contraponen. Y también es una forma de cómo la propia guerra termina por modificarse como como aparecen nuevos medios más modernos para hacerla con lo que eso supone, la lucha entre lo que es antiguo y la necesidad de modernizarse para evolucionar y sobrevivir.

Pero si en algo se nota que estamos en el fin de una etapa es en la forma en que todo lo que ha pasado en los libros anteriores confluyen al aparecer todos los personajes que los protagonizaron en este último tomo. No nos engañemos, los auténticos protagonistas son los tres personajes que he mencionado antes, y algunos son metidos como con calzador para que logren su momento de gloria dentro de la novela aunque sea minimo (ay Inej). Pero no puedo negar que volverme a encontrar con viejas caras conocidas me ha hecho mucha ilusión. Especialmente a los cuervos, para que negarlo. ¿ es posible que la escena con la que más haya disfrutado leyendo haya sido la que tiene lugar en la casa de Wylan? ¿Y que lo que más ilusión me haya hecho haya sido volver a ver Ketterdam ? ¿Y que aún no haya superado el crush que tengo con Kaz Breker desde que leí “Seis de Cuervos”? Totalmente culpable de todo ello, para que voy a negarlo. Pero al mismo tiempo, eso ha generado lo que más me ha cabreado al cerrar el libro. Todo queda muy abierto al final de este, está claro que una nueva historia del grishaverse si va a llegar a nuestras librerías y estanterías más pronto que tarde.

Y eso me ha molestado un poquito. Tengo que reconocer que no había leído nada al respecto ningún lugar, pero que yo ya daba por hecho que esta historia se finiquitada totalmente con este libro. Pero en las últimas páginas queda muy claro que no, todo queda lo suficientemente abierto para dar pie a otras novelas. Y yo necesito leerlas si es que va de lo que creo que va a ir. Necesito ver a Kaz en acción en otra misión que es a la vez es tan parecida como diferente a aquello que hizo en la bilogía previa. Además, otra cosa que también me ha molestado es que siento que la vuelta de cierto personaje se ha quedado en agua de borrajas. Se le da muchas vueltas al asunto y creo que la forma en que esto se ha cerrado en este libro ha resultado muy precipitada. Y no solo eso.Todo lo que este personaje ha hecho a lo largo de la novela también me ha parecido muy poco sin sentido o coherencia alguna. de ahí que tenga muchas ganas de que haya otra serie u otro libro, aunque solo sea para cerrar de una forma más consistente este arco.


En resumidas cuentas: desde “El Rey Marcado” había muchos frentes abiertos, que Leigh Bardrugo logra cerrar de una forma muy hábil, como si todo fuera un puzzle y todas las piezas encajaran perfectamente. Hay amor, traiciones, conspiraciones, secreto, amistad, guerra, perdidas y todo tipo de búsquedas. Todo esto en conjunto crea una historia en la cual no paran de pasar cosas y en la que todo va complicándose más y más a medida que la narración va desarrollándose. El ritmo es muy ágil y todo está perfectamente medido, de forma que todo encaja a la perfección como las piezas de un puzzle, pero de una forma muy orgánica que hace que te creas fácilmente todo lo que ocurre y que nada resulte especialmente artificial o impostado, algo que puede resultar inevitable en estas novelas tan enfocadas a lo fantástico y la acción. Ya lo señale en las reseñas de la bilogía de “Seis de Cuervos”, pero si hay algo que agradezco mucho es haber comprobado como libro a libro Leigh Bardrugo ha ido mejorando como escritora en todos los sentidos. Se traduce en crear argumentos más complejos y maduros, y en personajes con claroscuros y muy bien perfilados.





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